No creas que nunca te perdonaré

No. Ou Ming no estaba aquí. Pero, ¿dónde podría haber ido?

Yu Lili abrió la puerta y se derrumbó en el sofá exhausta. Nadie hubiera esperado que algo así sucediera el primer día del Año Nuevo.

Ou Ming había sido atropellado por un Toyota a toda velocidad. Su cabeza sangraba profusamente y sus extremidades probablemente estaban rotas.

La situación se veía muy sombría.

Cuando llegó la ambulancia ya habían pasado más de diez minutos.

Ou Ming estaba aturdido, y mientras lo llevaban en la camilla, todo lo que podía escuchar era a Jiao Ziqing llorando a su lado, disculpándose y lleno de remordimiento.

Pero todo lo que llenó su mente fue la conversación juguetona que tuvo con Yu Lili ese mismo día: "Si perdiera mis extremidades, ¿qué harías?"

...

Yu Lili estaba agotada por los eventos del día. Se tumbó en el sofá y se quedó dormida sin saberlo.

Cuando despertó, ya estaba anocheciendo. Miró el reloj. Ya eran las cinco de la tarde.