Mubai resolvió todo en cinco minutos. Xinghe no había esperado que él fuese tan duro y en el límite de predador. Por otro lado, él no hubiese logrado su posición profesional siendo amable y simpático con todos.
—Esa gente no volverá a perturbarte nunca más —le dijo amablemente Mubai mientras entraba.
Era un personaje completamente diferente al que estaba afuera.
Xinghe asintió.
—Gracias, pero realmente no debieses haberlo hecho. Podría haberlo manejado bien, por lo que aunque aprecio tu ayuda, te aseguro que me puedo ocupar del resto.
Mubai sonrió y levantó sus brazos simulando rendirse.
—Bien, te dejaré todo lo demás. No volveré a ser un entrometido.
Estaba contento de que por lo menos pudo ahuyentar a los reporteros y a las mujeres Ye por ella.
Por supuesto que él quería ayudarla a resolver todo, pero sabía que hacerlo solo enojaría a Xinghe. Ella no quería depender de nadie, lo había dejado muy claro.
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