El retorcido destino de Ange

Terug no era estúpido, por lo que entendió el significado de Yale de inmediato.

Al aceptar ese hacha, reconocía a Yale como su amigo, pero Terug no tuvo que dudar porque esa era su intención desde el principio.

Estaba seguro de que Yale tenía una gran experiencia y solo por el hecho de que podía crear armas del nivel de esa hacha, ya era alguien digno de ser amigo de él.

En cuanto a si las palabras de Yale eran ciertas acerca de poder fabricar armas de ese nivel siempre que tuviera materiales, no le importaba si era verdad o no, porque todos los herreros que creaban un arma de ese nivel ya se consideraban en la cima.

No dudó en absoluto de que Yale creara el arma o, de lo contrario, no la estaría regalando tan fácilmente. Después de todo, todas las armas en ese nivel eran imposibles de comprar porque nadie estaría dispuesto a venderlas, y los únicos que podían darse el lujo de obsequiar a familiares y amigos eran los que creaban las armas.