Trescientos kilómetros fuera de la capital imperial, un dragón de fuego escarlata agitaba sus alas, que cubrían todo el cielo. Llenaba toda el área con un calor abrasador. Llamas ardían en el cuerpo del dragón de fuego mientras que sus ojos, tan grandes como campanas de bronce, desbordaban con intención de matar.
Se podían ver débiles llamas escarlata en su horripilante boca, la cual se abría cada tanto. Con otro movimiento de sus alas, dejó una abrasadora tormenta en su camino mientras ganaba un impulso de velocidad. Su cuerpo voló hacia la majestuosa capital imperial.
Ji Chengxue, cuyas piernas ya estaban perdiendo fuerza, se forzó a sí mismo a pararse erguido. Observó la gigantesca huella en la ciudad, así como las ruinas que la llenaban. Cuando vio esta escena, sintió que su corazón estaba goteando sangre y casi escupió una bocanada de esta.
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com