Al observar la mirada de Shi Yao, Lin Jiage miró a la vendedora que les atendía y señaló el brazalete que Shi Yao estaba mirando intensamente y dijo: —¿Puedo verlo más de cerca?
—Por supuesto, señor. Por favor, deme un momento —respondió la vendedora con una amable sonrisa. Se acercó a la vitrina y sacó el brazalete.
En ese momento, Shi Yao no pudo evitar mirar a Lin Jiage.
¿Está pensando lo mismo que yo, que el brazalete también es hermoso?
Al darse cuenta de su mirada, Lin Jiage movió los labios y dijo palabras contrarias a lo que él creía: —Creo que ese brazalete no está mal.
¡Eso es exactamente lo que estaba pensando! ¡El sentido de la moda de Lin Jiage no es tan malo después de todo!
Sintiendo una conexión, Shi Yao asintió excitada. —¿No es así? ¿No es así? Tampoco creo que esté mal. Especialmente esa fresa de allí, ¿no es linda?
Al final, lo que realmente le interesa es el dije de fresa...
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