Luego de un juego de tenis, incluso el entrenador que los miraba desde el costado no pudo evitar calificar el partido como asombroso.
El Todopoderoso Qin ganó, por supuesto.
Fu Jiu no podía alcanzarlo físicamente y, durante la segunda mitad, su frente estaba cubierta por una delgada capa de sudor. Incluso su cabello plateado estaba húmedo, pegándose a sus orejas. Levantó su mano y se sacó el sudor de encima, y enroscó su boca en una sonrisa.
—Hermano Mo, déjame descansar. Juguemos otra ronda luego.
Qin Mo lo miro a "él" con frialdad y le entregó una jarra térmica al joven.
Fu Jiu estaba sedienta. Los cuerpos humanos necesitan agua después de ejercitarse, así que tomo la taza y bebió algunos tragos.
¡El recepcionista estaba impresionado otra vez! Se dio la vuelta para mirar silenciosamente al hombre que tenía al lado.
¡Hoy el joven señor Qin estaba realmente diferente! ¡Ya no era un fanático del orden!
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