—Gao Yue Yue, no tendrías que haber dicho eso —murmuró Da Zi para sí mismo.
—Da Zi, ¿qué estás diciendo? ¿Cómo pueden las palabras de Gao Peng posiblemente estar equivocadas? —dijo Doradito con rectitud. No se olvidó de agregar—: ¿Estoy en lo cierto, Gao Peng?
—Hmm. Tienes toda la razón —asintió con la cabeza con satisfacción.
—¿Cuándo te convertiste en chupamedias? Párate al frente y actúa como un escudo —dijo Flamita con frialdad.
—Je, je.
Desoleón y el resto se pararon en la parte de atrás y se rieron para sí mismos.
Doradito frunció el ceño con fuerza. Se sintió un poco avergonzado, bajando la voz y apretando los puños.
—¡Flamita, aclara esto! ¡Incluso sin que me lo digas, aún estaría de pie voluntariamente!
Cuando terminó de hablar, Doradito levantó la cabeza y sacó el pecho mientras caminaba hacia la multitud de monstruos a grandes zancadas.
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com