«No puede entrar... Las Siete Luces tampoco pueden entrar por alguna razón especial... ¿Es esta una restricción que Ciudad Calderón mantiene contra las criaturas de nivel superior del mundo espiritual? Sin embargo, ¿cómo conoce la Srta. Mensajera dicha limitación? ¿Ya ha visitado ese lugar previamente? Si ese fuera el caso, ni siquiera habría necesitado preguntarle a la Luz Roja ni al espejo mágico... ¿Quizás su intuición espiritual le advirtió al respecto?»
Mientras su mente rebosaba de pensamientos, Klein exhaló lenta y silenciosamente.
Luego sacó una moneda de oro y se la entregó a Reinette Tinekerr diciéndole: —Entiendo. Gracias por la información.
Después de que una de las cabezas de la Srta. Mensajera mordió la moneda de oro para volver al mundo espiritual, Klein comenzó a considerar varias alternativas, pensando cómo podría encontrar otros ayudantes.
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com