Ciudad Kolain. Dentro de la posada.
Klein se sentó en una silla reclinable y extendió la mano para recibir la taza de té negro con limón que el Ganador Enzo le preparó.
A su lado, el Almirante Infierno Ludwell estaba erguido, con una máscara y un estoque en la cintura. Parecía el guardia más leal.
Recién a partir de ese momento, Klein, quien se había calmado por completo, consideró tener la capacidad mental para analizar lo ocurrido en el mausoleo de Muerte. Y entre todo lo que pasó, lo que más le llamó la atención fue la existencia que rescató al Sr. Azik en un momento crítico para luego proporcionarle tres opciones.
«Primero, era una voz femenina;»
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