Al escuchar pregunta del boticario regordete, Klein sonrió interiormente mientras mostraba una expresión estoica: —Desde el momento en que realices el primer pago.
Darkwill no dudó en sacar un enorme fajo de dinero, con su corazón doliéndole mientras contaba el dinero: —Aquí hay 300 libras. Puedes cumplir tu promesa.
Klein recibió los billetes y asintió: —Eso no sería un problema.
Darkwill se sintió aliviado de inmediato, como si fuera una persona a punto de ahogarse que acababa de subirse a un flotador.
Media hora más tarde, en la Posada Teana, Darkwill vio aturdido cómo el poderoso aventurero, Gehrman Sparrow, le decía al recepcionista: —Cámbienos a una suite de lujo.
Dicho eso, Klein retrocedió dos pasos como si le estuviera cediendo su lugar al boticario regordete.
Darkwill tragó saliva y preguntó vacilante: —¿Pagaré yo?
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