En el pasillo donde los pilares de piedra se habían derrumbado, un grupo de Halcones Nocturnos con rompevientos negros y sombreros de seda aparecieron alrededor del altar. La persona que lideraba el equipo era el Arzobispo de la Iglesia de la Nocheterna, San Anthony Stevenson.
—¿Fue quebrantada por alguien? —murmuró mientras caminaba sin parar directamente hacia la puerta de piedra que conducía al interior.
Una inmensa oscuridad emergió cuando la puerta de piedra se abrió silenciosamente. San Anthony lideró a algunos de los Halcones Nocturnos a la par que se adentraban.
En el camino, no descubrieron un solo guardia ni nada de valor. Era como si todo el lugar hubiese sido barrido a la fuerza.
Finalmente, llegaron a una habitación en los recovecos más profundos, pero allí no había nada más que paredes y pilares de piedra. La puerta de luz azul que estaba allí cuando Klein se fue ya no estaba.
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