Un carruaje tirado por caballos en las afueras de Ciudad Brisa Fresca se puso en marcha y se alejó a toda velocidad.
No sabía cuándo regresaría después de su partida.
Al recordar cómo lucía el gordito mientras lloraba a cántaros y se despedían, algo no se sintió correcto en su corazón.
—Señor, ¿está pensando en el Señor Xuan? —preguntó la bella muchacha junto a él, con amabilidad.
—Todo lo bueno tiene un final. Siempre habrá una oportunidad para volver a encontrarnos en el futuro.
Duan Ling Tian soltó un suspiro.
—Tian, Ciudad Aurora no está lejos de Brisa Fresca. Cuando te desocupes, puedes venir de visita en cualquier momento.
Li Rou sonrió mientras lo consolaba.
—Está bien.
Duan Ling Tian asintió.
Días atras, el Patriarca Li Nan Feng los había convocado a él y a Ke Er porque quería recomendarlos al clan principal.
Solo en el clan principal tendrían un futuro mejor.
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