Whoosh, whoosh.
El viento silbaba en los oídos del duque Abel. Se encontró caminando en un bosque oscuro. El olor a cadáveres podridos flotaba en el aire. Cada rincón parecía esconder ojos que lo miraban fijamente.
—Ven, ven.
Una suave voz femenina aparecía de vez en cuando. Como una madre que llama a su hijo. El duque Abel caminaba involuntariamente hacia la fuente de la voz.
¡Fium! Una flecha de repente voló hacia él. La esquivó instintivamente, y la flecha le rasguñó la cara, dejando una profunda herida y quitándole un poco de su barba.
Su corazón latió con fuerza ante el roce con la muerte.
—¡Maten! ¡Ah! ¡Cling! ¡Clang!
Había una caótica conmoción adelante. Había gritos, gritos de dolor y ruidos de armas. Llegaron hasta él y el duque Abel se sorprendió. Se apresuró hacia adelante.
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com