El grupo alcanzó rápidamente los pies del acantilado.
Este acantilado medía un metro ochenta de altura y tenía una depresión de un metro. La depresión lograba proteger el suelo de la nieve, lo que dejaba un centro hueco y formaba una cueva de nieve natural. Era un buen lugar para esconderse temporalmente del helado viento.
Todos soltaron un suspiro de alivio cuando finalmente entraron a este cálido refugio.
Felina al fin tuvo la oportunidad de hacer las preguntas que ardían en su corazón. Entró en un arrebato, haciendo una serie de interrogantes.
—¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes? ¿Dónde están esos bastardos?
Naturalmente, Link les respondió en orden.
Después de escuchar la historia, Felina miró con incredulidad a los humanos que la rodeaban:
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