Si Yang Meirong no lo hubiese mencionado hoy, Huo Mian jamás lo hubiese sabido.
—Rong, estaba ciego, tal vez por los celos en ese entonces. Jing De era mi chofer. ¿Cómo podía estar contigo? Tú eras mi mujer. No quería que nadie te tocara y mis celos me cegaron esa vez. Sé que no he tratado bien a Jing De.
Luego de todos estos años, un hombre frío como Huo Zhenghai repentinamente admitió todos sus crímenes e inclusive se arrepintió. Yang Meirong tampoco podía creerlo, y pensó que Huo Zhenghai ordenaría a sus guardaespaldas que las echara luego de decir todo esto.
—¿Cuál es el punto de reconocer tus crímenes ahora? De falleció hace siete años y ya nada queda de él ahora —dijo Yang Meirong, secando sus lágrimas.
—Mian ¿tú tampoco quieres perdonar a papá? —Huo Zhenghai miró a Huo Mian.
—Debes estar bromeando Tío Huo, solo soy una persona común, ¿cómo podría tener el derecho a discutir el perdón contigo?
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