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Capítulo 10: Tragedia

Editor: Nyoi-Bo Studio

—¡Zhiyuan! ¿Estás bien?

Aterrorizada, Huo Mian inmediatamente corrió hacia él, e intentó ayudarlo a pararse con mucho cuidado.

Sin embargo, para su sorpresa, Ning Zhiyuan la hizo a un lado con tanta fuerza que ella casi cayó al suelo.

—Piérdete, ¡esto no es asunto tuyo! Mujer... inmoral. No me toques. Me enfermas.

El rostro de Huo Mian se llenó de lágrimas. Ella sacudió su cabeza, dolida.

—No lo hice Zhiyuan. No te traicioné. Por favor créeme. Todas esas cosas sucedieron en el pasado. Ya se acabó entre él y yo.

—¿Creerte? ¿Qué cosa? ¿Que aún eres virgen? —Ning Zhiyuan se burló, limpiando la sangre de su labio inferior.

Huo Mian miró abajo, sus pestañas cubriendo sus ojos. No respondió.

—¿Por qué no estás diciendo nada? ¿Acaso se equivoca? No vas a decirme que aún permaneces intacta, ¿Verdad? —Ning Zhiyuan la interrogó, su mirada llena de desdén mientras observaba a Huo Mian.

—No, él tiene razón. Estuve con el hace siete años. ¡Pero está todo en el pasado ahora! ¿Zhiyuan, me dejarías explicártelo? Te diré todo lo que sucedió entre nosotros.

¡Paff! Un sonido agudo corto el aire, Ning Zhiyuan alzó su mano y dio una bofetada fuerte a la mejilla izquierda de Huo Mian. Inmediatamente, sintió un ardor donde aterrizó su mano.

Al lado de ellos, las pupilas de Qin Chu se contrajeron. En lo profundo de sus ojos había un rastro de congoja.

Ella se acercó para abrazar a Ning Zhiyuan, pero él la empujó.

—Huo Mian, pensé que eras una chica decente, alguien con quien podría pasar el resto de mi vida. Verdaderamente quería casarme contigo y construir una vida juntos. Nunca pensé que serías una de esas mujerzuelas. Habré estado ciego. Y pensar que pasé tanto tiempo cortejándote en la universidad, sin atreverme a tocarte, como si fueras algún tipo de diosa, ¡Habré estado jodidamente ciego! —rió Ning Zhiyuan—. ¡Jugaste conmigo, perra!

—Zhiyuan. Puedes golpearme y maldecirme todo lo que quieras. Nada de eso importa. Estás lastimado, vamos al hospital primero, ¿sí?

Huo Mian tambaleó para pararse y ayudar a Ning Zhiyuan, pero él la empujó de nuevo.

—No me toques, Huo Mian. Quita tus sucias manos de encima. No me llevarás a ningún lado. ¡Piérdete! No quiero volver a verte nunca más. ¡Vete de aquí!

Al terminar de despotricar, Ning Zhiyuan se levanto a gatas cual animal herido y se marchó.

Huo Mian se quedó parada allí, sollozando silenciosamente.

No sabía por qué las cosas terminaron así. ¿El destino no la había atormentado lo suficiente? ¿No había pagado ya el precio por lo que sucedió hace siete años?

¿Por qué forzarla de esta manera? ¿Por qué no podía vivir como una persona normal? Todo lo que quería era una vida ordinaria, nada más.

—Huo Mian, vuelve conmigo. Cásate conmigo. 

Se oyó la voz de Qin Chu detrás de ella, de manera casi implacable. Su declaración no era una discusión o una petición. Era una orden, una que no parecía dejar lugar para objeciones. Huo Mian sabía que la familia Qin tenía ese tipo de poder. La gente de la familia Qin era privilegiada desde el nacimiento, y en esta ciudad, eran prácticamente dioses que podían hacer lo que quisieran. Hace siete años, ella aprendió esto de mala manera, y pagó brutalmente por sus errores. Pareciera que, tanto para ella como para Qin Chu, esto aún no se había acabado.

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