—Voy a morir... ¡Voy a morir! —mientras Fenrir escuchaba el aplastamiento de la carne y el rociar de la sangre, esperaba que llegara su turno.
Era un hombre muerto arrodillado, y él lo sabía muy bien.
Nada más que la muerte ocupaba sus sentidos. El Mago Negro, Enry, parecía compartir el mismo sentimiento.
Ladon, que temblaba debido al poder que estaba demostrando el hombre enmascarado, era el siguiente.
El hombre que estaba protegiendo acababa de ser asesinado por un corte invisible, y poco después, el Jefe de la Milicia Noir siguió.
Solo la muerte esperaba a la Hoja de Obsidiana.
—¿Es esto? ¿Así es como termina todo? —Fenrir se preguntaba a sí mismo.
No... no, ¡había llegado demasiado lejos para que ese fuera su destino!
—¡He tenido que luchar con todas mis fuerzas para alcanzar este nivel! ¡No puedo simplemente morir así! —sus instintos se intensificaron al buscar una manera de vivir.
Entonces
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