Un criminal que habla mucho

Un hombre bien vestido va caminando por la calle, saca un caro reloj de bolsillo. Al revisarlo, se molesta, dándose cuenta que llega tarde al trabajo, encima justo cuando tenía una reunión importante. Maldita sea, esta era su oportunidad de ser promovido, maldita sea, maldita sea. Se recompuso, no todo era tan malo, si se daba prisa llegaría, puede que como mucho, unos minutos tarde. Así que se echa a trotar.

─No te vengas abajo, todos confían en ti. No los decepciones... ─su monólogo en voz alta se ve interrumpido por un choque casual, una persona que era su antítesis. Se lo queda mirando hasta que escucha como se disculpaban con él, puso una cara seria y se arregló la corbata. "Mira por dónde vas la próxima." le respondió con arrogancia antes de echarse a trotar de vuelta a su reunión tan importante.

─Qué tipo. ─se dijo a sí mismo el desconocido, soltando una risita victoriosa y revisando el reloj de mano que le acababa de robar. Parecía muy caro, tenía una inscripción incluso. "Cada hora será tu momento de gloria si te esfuerzas!" ─¿Qué? No me digas que esto es alguna especie de reliquia familiar, joder, esto va a complicar la venta. ─suspira y se guarda el reloj, ya tenía para pagarse el alquiler, con suerte, una buena cena, le sobrara para el resto de sus necesidades y con suerte quedaría un poco que poder ahorrar.

Éste es Lucas, un hombre incapaz de tener las manos quietas cuando veía algo que quería. Parecía un cuervo, la mayoría de veces iba a un buen conocido, a veces robaba cosas como el reloj, en ese caso tenía que buscar a alguien menos sofisticado, porque no quería poner en riesgo a nadie cercano. Pero no eran simples robos menores lo que cometía, el truco de chocarse era más un pasa-tiempo, como un juego para niños, pues sus actividades principales le permitían ganar cantidades de dinero mucho mayores, la pega era, que no podía usar ni un solo duro, porque no era capaz de lavar todo ese dinero. Un rico que no le quedaba de otra que ser pobre, por su propio desconocimiento. Aunque a él no le importaba, vivía cómodamente, su apartamento le era más que suficiente, a veces se llevaba un tesoro como este reloj y se permitía algún lujo, otras veces era un simple iPhone, seguía siendo dinero que sí podía usar. De hecho, Lucas tenía una forma de lavar algo de dinero, invertía cierta cantidad en un negocio, él no tenía ni idea de cómo iba, lo único que sabía es que mientras que él comprase acciones de dicho negocio, le daban parte de los beneficios que eran suficientes para que nadie sospechase de dónde tenía dinero sin tener un trabajo.

─Venga, coge el teléfono, capullo. ─decía mientras se ajustaba las gafas de sol, al otro lado del teléfono estaba García, el mejor amigo de Lucas, lo conocía desde la guardería. Él sabía sobre su cleptomanía y había intentado ayudarle a curarlo, lo que no sabía era sobre los actos de. ─¡García! No te vas a creer qué tontería acabo de escuchar de un flipado. Escucha, su padre le dejó un reloj sobre el que ponía... ─

─ ¿Querrás decir que has robado el reloj que le regaló su padre? ─inmediatamente la llamada se sumió en el silencio, García soltó un suspiro largo y retomó la palabra. ─¿Vuelves a las mismas? ¿No te da vergüenza? Piensa que podría ser muy importante para el hombre... ─Lucas colgó la llamada, no sin volver a llamar a García de nuevo, este cogió de inmediato.

─¡Hey! No te vas a creer lo que me he encontrado. Un reloj sobre el que pone, "Cada hora será tu momento de gloria si te esfuerzas", ¿te lo puedes creer? Pero qué clase de creídos inscribe algo así en un reloj de bolsillo. Me daría vergüenza caminar con algo así por la calle, es más, me lo da solo tenerlo en el bolsillo." dijo Lucas con una carcajada, a la cual García respondió con otra risa, pero lo siguió un suspiro, esto era el pan de cada día del pobre. Porque Lucas no podía quedarse callado, incluso si lo que quería contar tenía que ver con uno de sus actos criminales, si creía que la frase era ridícula, tenía que decírselo a García o a cualquiera de sus amigos que pillase para escuchar, la diferencia entre esos amigos era que ellos no intentaban convencerlo de cambiar, pero García era un buen tipo, se preocupaba por él y le daba miedo qué pudiera pasar si alguna vez le pillan por culpa de su pasatiempo. 

─ La verdad que sí que es una gilipollez. ─se empezó a reír olvidándose de regañar a Lucas, ninguno de los dos era fan de la gente rica, pero al menos García no les robaba, solo se quejaba de ellos como una persona normal. ─¿Estás seguro que no tiene un rastreador ni nada parecido? No pienso ayudarte como la otra vez. ─se escuchan las teclas de la oficina de García, él de mientras se reclinaba en su asiento para hablar con su amigo criminal.

─ No lo he revisado, es un reloj de bolsillo, ¿Te crees que alguien lo va a robar? Venga ya. ─la ironía de sus palabras no era accidental, García respondió encogiéndose de hombros. ─Simplemente es una baratija cara, es todo. La verdad, me preocupa que ni me la compren, digo, un puto reloj de bolsillo. Es que macho, que no son los ochentas para andar con eso por la ciudad. Pero mira, si me lo quitan de las manos, te invito a cenar esta noche, ¿qué tal suena eso, caballero moral? ─esa era una oferta que García nunca negaba, alguna que otra vez pagaba su parte de la cena para sentirse mejor consigo mismo, pero el resto de veces se dejaba malcriar con ese dinero sucio. ─Me tomo tu silencio como un sí, te espero cuando salgas del trabajo, iremos a dónde tú quieras, nena. ─cuelga antes de que García pueda responder, pero se sorprende cuando su amigo le vuelve a llamar. ─¿Ya sabes a dónde quieres ir? ─se pregunta confuso.

─No puedo, esta noche tengo una cita, he conocido a una chica muy buena y ya hemos acordado esto desde hace semanas. Lo siento. ─dice sin colgar, al contrario de Lucas quien se había parado al escuchar las noticias. ─Cierra la boca anda, que te entran moscas. ─dice esperándose su reacción. Lucas seguía sin responder, no se esperaba este giro de los acontecimientos. Lucas había asumido que estarían solteros juntos. ─¿Hola? ¿Sigues ahí?

─pregunta ya confuso ante todo este silencio.

─Sí, claro, que te vaya bien la cita, me cuentas qué tal este finde con unas cervezas. ─vuelve a colgar sin esperar la respuesta de García. Lucas siguió caminando, qué clase de chica podía haberle llamado la atención a García y qué clase de chica se fijaría en García, eran unas de las preguntas que pasaban por su cabeza. Pero no duró demasiado, recordó que seguía caminando con un reloj de bolsillo robado que tenía que vender, así que se volvió a alegrar, dinero extra, eso siempre era algo bueno. Así que se ajustó su camisa de rayas sin abotonar y retomó su caminar tan felizmente.