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Me llamo Lucy, tengo 24 años, y soy una chica gorda, vivo sola desde los 22 años en el apartamento que mis padres me regalaron, soy la única hija y ellos viven en otro país por lo tanto nuestro contacto es solo por llamadas o mensajes.

Me la paso encerrada entre estas paredes, tanto así que ni siquiera conozco a mis vecinos, en este edificio hay tres apartamentos por piso y uno de los apartamentos el que está al lado del mío, está desocupado aunque al parecer lo compraron, o al menos eso decía en la nota que el señor Roque nuestro portero me dejó pegado en la puerta.

Cuando salgo es solo para comprar víveres, ya que me paso el día jugando videojuegos, ese es mi trabajo, que conociste en probar juegos, dar mi opinión, buscar errores, etcétera…, y no es necesario aclarar que también juego por diversión y distracción.

Gano el dinero suficiente para pagar las cuentas, mantenerme y vivir bien.

Elegí vivir en ese mundo de fantasías para no lidiar con la vida real allí tengo grupos de compañeros virtuales con quienes hablamos, jugamos y pasamos buenos momentos de diversión y risas, hay gente de todo el mundo e incluso de mi país, pero mi regla siempre es no hablar de mi vida privada.

Hasta antes de mis 18 años tuve una buena vida, pero luego el destino hizo que todo se fuera por la borda.

El enamorarse a esa edad de la persona equivocada, y tener malas amistades puede hacer estragos y dejar marcas difíciles de sanar y borrar.

Siempre fui una chica un poco introvertida socialmente y el relacionarme con otras personas no es lo mío.

Quería cambiar eso porque me sentía como bicho raro ya que todos a esa edad salen de fiesta, beben y no se toman la vida con seriedad, es una edad sin preocupaciones donde se vive al límite, y yo no lograba adaptarme a una vida así, y además al ser gordita no era la más popular de todas.

Salí de fiesta una que otra vez, hice "amig@s" bueno… si es que se le podría llamar así, porque en realidad siempre se burlaban de mí y los malos chistes de gordas nunca faltaban, solo lo soportaba por querer encajar.

En una de esas pocas salidas, lo conocí a él, ése maldito bastardo hizo que al día de hoy ya no confíe ni en mi propia sombra, rompió mi corazón, la poca seguridad que tenía en mi, y la fe en la humanidad, por él dejé de creer en el amor, en la felicidad y en las personas, por suerte está donde debe, la cárcel.

Todos tuvimos alguna vez un mal de amores, pero yo era tan frágil como un cristal y su crueldad y la de los que fingían ser mis amig@s fue demasiado para mí.

Su daño provocó en mí un intento de suicidio, de eso me recupere llendo a terapia y entendí que quitarme la vida por un ser despreciable no valia la pena, ni por él ni por nadie, ya que mi vida es muy valiosa para darla por seres con tanta maldad, pero de todos modos, decidí ya no querer relacionarme con las personas, preferí refugiarme donde nadie me dañaría nunca mas.

Aunque debo confesar que aun sueño con conocer a mi príncipe azul, ese hombre maravilloso de cuentos de hadas que me salve de tanta soledad, ser la única en sus ojos, y me ame con toda su alma.

Dicen que las almas gemelas y el amor verdadero existe, así que quién sabe si el destino hará que me choque con él…