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Capítulo 2: Una Prueba Demasiado Tarde Parte 6

— Ya veo. Entiendo lo que está pasando —dijo la mujer antes de tomar un sorbo de su vaso y lamiendo la leche que quedó en sus labios.

La mujer, que se llamaba Elsa, emitía un aire de erotismo en cada movimiento que hacía.

Mientras que Felt estaba explicando la situación actual de Elsa, volteo su mirada hacia Subaru varias veces, lo que le puso tan nervioso que apenas podía manejar la situación.

— Así están las cosas, así que ahora vamos a empezar la oferta. Realmente no me importa quién se queda con esta insignia, así que se irá con la persona que pueda hacer la mejor oferta.

— Tienes una buena actitud. No puedo decir que no me gusta… Entonces, ¿Cuánto dice que puede pagar ese chico que está ahí?

Elsa originalmente dijo que pagaría diez monedas de oro bendecidas.

Si Subaru iba a competir con su oferta, ella debe haber pensado que había ofrecido más dinero. Pensando que sería mejor no tomar un acercamiento de "esperar y ver", sacó su teléfono celular por tercera vez y demostró cómo funciona. Un destello iluminó el interior de la bodega y la imagen de Elsa fue capturada por el dispositivo.

Elsa levantó las cejas en respuesta ante la acción repentina de Subaru, pero Subaru le mostró de inmediato la pantalla.

— Lo que tengo que ofrecer es este Mitia. Es un objeto raro, y es probablemente el único en todo el mundo. De acuerdo con este hombre musculoso, se debería vender por más de veinte monedas de oro bendecidas.

— Un Mitia… —dijo Elsa, mirándose a sí misma en la pantalla y asintiendo lentamente. Con esto, Elsa debería haberse dado cuenta de que Subaru estaba buscando intercambiarlo por la insignia, no pagarlo por completo y que su oferta no era para tomarla a la ligera.

Elsa tomó una pequeña bolsa de cuero de su bolsillo y lo colocó sobre la mesa. En la bolsa probablemente estaba el pago que había preparado por la insignia… Subaru podía escuchar a los objetos produciendo un sonido metálico mientras ella los colocaba sobre la mesa.

 

Felt observando la bolsa con sus ojos parecidos a los de un gato curioso, mientras Rom en silencio la reprendió. Elsa colocó sus dedos blancos sobre la bolsa que había dejado sobre la mesa.

— La verdad es que la persona que me contrató me dio un poco más, en caso de que comiences a dudar sobre el precio, así que tengo un poco más que ofrecer.

— ¿Su empleador…? ¿Así que sólo estás siguiendo las instrucciones de alguien para recoger la placa? —Preguntó Subaru.

— Eso es correcto. El que quiere esa la placa no soy yo, sino mi empleador… ¿Por casualidad, estas involucrado en el mismo tipo de trabajo que el mío?

— ¡Si ese fuera el caso, entonces eso significaría que tendrías que estar desempleado!

— Entonces, este niño sin empleo está diciendo que va a pagar un precio mucho más alto de lo que tu ofreces.  ¿A cuánto está dispuesto a pagar tu maestro? —Preguntó Felt, desafiando a Elsa.

Elsa silenciosamente abrió la bolsa y le dio la vuelta. Lo que salió eran varias monedas brillantes de oro bendecido. Los ojos de Felt brillaron cuando vio una moneda encima de la otra, e incluso Rom hizo un sonido con su garganta.

Subaru estaba más preocupado por el número de las monedas. Si contó correctamente…

— Veinte monedas, exactamente —dijo Elsa.

— Esto es todo lo que mi empleador me ha dado. Esto es lo que se decidió que sería suficiente para pagar por la insignia, pero…  ¿hago mal en pensar que sus estimaciones pudieron haber estado un poco fuera de lugar? —Preguntó Elsa, dirigiendo su pregunta a Rom, en lugar de Felt.

Después de contar las monedas, Rom miró a Subaru quien tenía un aspecto nervioso, y luego sonrió.

— No hay ninguna razón para que actúes como un bebé. Deberías sentirte avergonzado. ¿No eres un hombre…? Es cierto que veinte monedas de oro bendecido es una cantidad exorbitante. Sin embargo, recuerdo decir que en el peor de los casos, tu Mitia debe venderse por veinte monedas de oro. En otras palabras, es más valioso que eso.

Rom tomó su gigante mano callosa y bruscamente le dio unas palmaditas a la cabeza de Subaru.

— La forma en que lo veo, las negociaciones se inclina a favor del chico. Sin ofender a su empleador, pero parece que vas a tener que devolverles su dinero —dijo Rom, empujando las monedas de vuelta hacia Elsa.

Subaru dejó escapar un grito de emoción. Felt levantó sus manos al aire para indicar que no tenía un problema con la decisión y Elsa se encogió de hombros, pero no se veía que estuviera disgustada. Subaru hizo una pose triunfal, pero esa acción exagerada hizo que se destaque entre la multitud.

— ¿Qu-qué? Estoy feliz, ¿de acuerdo? ¡Déjenme estarlo! ¡Esta es la primera vez que realmente he logrado algo! ¡¿Qué hay de malo en una pequeña celebración?! —dijo Subaru, avergonzado.

— No he dicho nada. Si quieres celebrar, entonces celebra. Siempre y cuando obtenga mi dinero, yo soy feliz —dijo Felt.

— Mi empleador no necesita realmente esa insignia, así que no tengo ninguna razón para pedirte que lo reconsideres —agregó Elsa.

Tanto Felt y Elsa no parecía interesadas en las payasadas de Subaru.

Sin embargo, mientras que Subaru no era tan malo para esperar que Elsa le rogara y suplicara, le pareció extraño que pareciera tan desinteresada, a pesar que las negociaciones no iban a su favor.

— Bueno, lo siento, Elsa. Imagino que tu empleador va a estar enojado contigo.

— No se puede evitar. Sería diferente si fallaba porque era la única que cometió un error, pero en este caso, la culpa es de mi empleador por pensar que serían capaz de salirse con la suya al pagar tan poco por la insignia.

— Pero cuando planeas pagar hasta veinte monedas de oro bendecidas y resulta que eso no es suficiente, eso tiene que ser duro —comentó Rom.

— Bueno, ¡supongo que sólo significa que mi suerte está en plena marcha! ¿Significa que mi época de grandeza finalmente ha llegado? —Felt rió, sin darse cuenta del estado de ánimo, a diferencia de los dos hombres que estaban mostrando simpatía por Elsa.

De cualquier manera, Subaru había logrado completar uno de los objetivos por los que vino aquí.

Sin tener que recurrir a un plan B, parecía que había un rayo de esperanza de que él sería capaz de devolverle el favor a Satella.

Normalmente, lo mejor sería que informe a Satella que Felt y Elsa fueron los responsables del robo, pero Subaru no tenía nada contra ellos para hacer que cualquiera de ellos sea encarcelado.

Había sido simple oportunismo.

— Bueno, ya que las negociaciones no van a mi favor, creo ahora me retiraré.

Elsa se levantó y se tragó el último sorbo de leche. Una vez más, utilizo su lengua de una manera erótica para lamer las últimas gotas de leche, antes de mirar a Subaru. Mientras lo miraba, se sentía como si sus ojos lo estuvieran atando a este lugar en específico.

— Por cierto, ¿qué es lo que planeas hacer con esa insignia?

Elsa le preguntó con una voz algo fría y poco profunda.

El dulce tono de su voz amenazaba los tímpanos de Subaru y lo hacían sentir, como alguna ilusión que no podía mentir.

—… Oh, estaba pensando en devolvérsela a su dueño —tan pronto como lo dijo, supo que había cometido un grave error.

Él acababa de declarar, en frente de la chica que había robado y la mujer que había ordenado el robo, que iba a devolver el objeto robado a su propietario.

— Ya veo. Así que estás con ellos —las palabras de Subaru fueron suficientes para poner en marcha el instinto asesina y frio de Elsa.

— ¡¿Qu?! —Subaru sintió un impacto repentino desde su lado. El impacto fue suficiente para tirarlo con fuerza a un lado, e incapaz de soportarlo, cayó al suelo. Desde la perspectiva de Subaru primero sintió el dolor y el impacto, su visión daba vueltas mientras golpeaba el suelo. Cuando alzó la vista vio que Felt estaba aferrándose a su lado.

— Qué crees…

— ¿Eres un idiota? ¡Presta atención y sal de aquí! ¡¿Quieres morir?! —gritó Felt.

— ¡¿Que estás haciendo?! —la última parte del grito de Subaru fue suprimido por Felt.

Subaru estaba en estado de shock. Desde su punto de vista inferior Elsa lo estaba mirando.

— Oh, parece que te las arreglaste para esquivarlo —dijo, con la cabeza inclinada por la sorpresa.

Elsa tenía en la mano un arma que brillaba con una luz opaca. El arma era, según el conocimiento de Subaru, una cuchilla kukri y no coincidía con el resto de la imagen de Elsa. Fácilmente tenía la longitud de un pie de largo, con el cuerpo de la cuchilla doblado hacia dentro mientras este se extendía desde el mango. Debido al peso de la punta, era un arma que a menudo se utilizaba de manera similar a un hacha para decapitar a los enemigos o presas, y con sólo mirarlo, no era difícil imaginar la brutalidad viciosa del arma.

A pesar de que blandía la cuchilla, la sonrisa tranquila de Elsa estaba intacta. Desde su posición, estaba claro que ya había balanceado el arma una vez. Lo que significaba que la única razón por la cual Subaru estaba a salvo era porque Felt había saltado y lo había derribado sacándolo fuera de la trayectoria del arma.

El miedo, que tardó en llegar, hizo que las manos y pies de Subaru temblaran y sentía náuseas. Sin embargo, la situación no iba a detenerse sólo por él.

— ¡Rrrragh!

El anciano Rom soltó un rugido mientras se lanzaba hacia Elsa, balanceando el garrote que nunca agarró desde que las negociaciones habían comenzado. La parte con clavos del garrote venía a gran velocidad hacia su cabeza. A pesar de que el garrote tenía un peso mínimo de veinte libras, Rom lo hacía girar como si estuviera balanceando una rama y cortó el aire antes de golpear contra el suelo de la bodega.

Ya que el garrote surgió del suelo, se sentía como si todo el edificio había sacudió. Varios artículos robados volaron por el impacto, lo cual continuó mientras que Rom y Elsa intercambiaban golpes en frente de Subaru.

— Esta es mi primera vez en un combate mortal con un gigante.

Dijo Elsa.

— Sigue hablando, niña. ¡Te convertiré en carne picada y alimentare a las ratas gigantes!

Mientras Rom gritaba sus insultos, balanceó su garrote aún más rápido. Ante el poder de ese balanceo, cualquier inexperto que intentara bloquearlo no sería más eficaz que una hoja de papel.

Dentro de la bodega, había muy poco espacio para moverse, y permitir que los balanceos de ese garrote te arrinconaran fácilmente podría ser un error fatal.

Sin embargo, la habilidad de Elsa era de un nivel tan alto que sólo podía ser llamado extravagante.

Aunque todavía empuñando su kukri, colgando de un lado, Elsa, como una sombra negra, era capaz de deslizarse entre cada uno de los balanceos mortales de Rom. Sus movimientos eran precarios, caminando por una línea delgada, apenas alejándose del peligro mortal, y aun así, tenía el control de la batalla, no Rom.

Esto no puede ser bueno, pensó instintivamente Subaru. Algo en su cabeza estaba programando una alarma.

— Esto es malo… —murmuró Subaru, moviendo los labios.

— No te preocupes. ¡No hay manera de que el anciano Rom pueda perder! ¡Desde que puedo recordar, nunca he visto a Rom perder una pelea! —Felt gritó, poniendo su confianza en Rom en sus palabras, como si disipara sus propias dudas.

En palabras de Felt estaban las experiencias acumuladas durante largos años; experiencias que forman su inquebrantable confianza. Pero incluso sin que Felt le dijera a Subaru directamente, pudo ver su confianza en lo cerca que estaban cuando interactuaban entre ellos. A pesar de la confianza de Felt, Subaru se preparó para lo peor. Pero no podía entender por qué.

— ¡Toma eso!

Antes de que Subaru pudiera identificar su ansiedad, hubo un cambio en el flujo de la lucha.

Rom gritó y pateó la mesa, la misma pequeña mesa de madera donde había estado negociando. La mesa partida y dividida en dos por la fuerza de la patada, y por un instante Elsa, quien estaba contra una pared, que estaba oculto detrás de sus fragmentos, su línea de visión fue interrumpida.

Rom balanceó su garrote hacia abajo con toda su fuerza. Si el golpe acertaba, era seguro que sería una muerte instantánea.

Sin embargo…

— ¡Rom! —el grito angustiado de Felt sacudió el aire dentro de la bodega. Entonces Subaru vio el resultado que ese grito había tratado de impedir.

Algo estaba volando, girando en el aire.

Era el brazo derecho de Rom, todavía firmemente agarrando su garrote.

El brazo, que había sido cortado en el hombro, voló por el aire, rociando sangre por todas partes antes de que aterrizara contra la pared. Toda la habitación había sido cubierta con sangre. Subaru y Felt no eran la excepción.

Felt volvió a gritar.

— Si muero, ¡te voy a llevar conmigo!

Después de haber perdido su brazo derecho, Rom estaba botando sangre de su hombro como una manguera. Sin siquiera tratar de detener el flujo de sangre, Rom saltó hacia Elsa, para atacarla con su único brazo que le quedaba.

Mientras que la mesa de madera astillada caía al suelo, Elsa se puso detrás de ella, aun manteniendo la posición de su balanceo que se aproximaba.

Antes de que Elsa pudiera girar el kukri, el cuerpo gigante de Rom la aplastaría. Pero en ese momento de la última batalla de Rom…

— Me olvidé de decirte, pero gracias por la leche.

… Fue cortado. Con la otra mano Elsa lo golpeó con un fragmento de vaso roto del que había bebido. En la punta afilada del fragmento había gotas de sangre que salían de la garganta cortada de Rom.

Su brazo cortado y su garganta atravesada, la sangre salía de la boca del anciano, y mientras la luz de sus ojos se desvanecía, se desplomó en el suelo. Aunque su cuerpo se convulsionó, no había más fuerza en él, mientras la vida de Rom se desvanecía incluso mientras se aferraba a su cuerpo.

Elsa se inclinó con elegancia hacia el cuerpo, como si le mostrara respeto.

Mientras que el cuerpo de Rom seguía temblando, Elsa coloco suavemente los restos de la copa debajo de sus pies.

— Devolveré esto. Ya no lo necesito.

Dijo fríamente, antes de girar su Kukri alrededor de su mano y apuntando su punta manchada de rojo hacia Subaru y Felt. Sin embargo, Subaru, todavía tumbado sobre el piso, era incapaz de decir algo.

Todos los procesos de pensamiento de Subaru han sido detenidos por la masacre que había tenido lugar en frente de sus ojos.

Alguien con quien había estado hablando hace unos minutos estaba muerto. No había muerto por una enfermedad o un accidente, sino asesinado por las acciones de otra persona, así de simple.

— Ah, ya veo que eres la que tiene valor —dijo Elsa, impresionada y Subaru, aun siendo incapaz de moverse, levantó la mirada.

Aunque Subaru estaba todavía en estado de shock, Felt se había levantado y estaba golpeando sus piernas para hacer que sus rodillas dejen de temblar. Luego echó hacia atrás su pelo empapado de sangre.

— ¿Cómo…? ¿Cómo te atreves…?

Subaru estaba detrás de Felt, así que no podía ver su expresión. Sin embargo, era evidente en su voz que no estaba conteniendo sus lágrimas.

— Si sigues luchando, sólo vas a terminar haciéndote más daño.

Dijo Elsa.

— ¡Apuesto que aun planeabas matarnos, incluso si no contraatacamos, psicópata…!

— Si te mueves demasiado, no voy a ser capaz de hacer un corte limpio… No soy tan experta con la cuchilla.

Mientras Elsa dijo eso, hizo girar el kukri alrededor y pretendía practicar los cortes adecuados para asesinar a Felt.

Pero Felt estaba con las manos vacías. No había manera de que pudiera ganar.

En su mente, Subaru había llegado a la conclusión que debía gritar. Necesitaba hacerlo para distraer a Elsa, aunque sea sólo un poco, para darle tiempo a Felt para que escapara.

Si pudiera darle tiempo para que pida ayuda, o simplemente para que escapara por su cuenta… Pero aunque Subaru había tomado su decisión, no podía hacer que su cuerpo deje de temblar.

—… Lo siento por meterte en todo esto —Felt le dijo eso a Subaru como disculpa un poco más fuerte que un susurro.

— Yo-yo…

En respuesta, el rostro de Subaru se sacudió ante Felt, y olvidando las palabras que debería haberle dicho, sólo pudo hacer un murmullo ahogado, como si suplicara su perdón.

Pero Felt dejo atrás los sentimientos de Subaru mientras se lanzaba hacia adelante. Hubo un fuerte sonido mientras se impulsaba desde el suelo y era como si un viento había soplado de repente a través de la bodega. Justo cuando Subaru pensaba que Felt había desaparecido de su vista, vio el giro del cuerpo de Elsa.

Un sonido agudo resonó y Felt chasqueó su lengua desde el lado de Elsa. En la mano de Felt había un cuchillo pequeño y con la reacción extraordinariamente rápida de Elsa fue capaz de esquivar el ataque de Felt.

Felt dio un salto hacia atrás, montando la ráfaga de aire que hizo mientras volaba. Con los movimientos irregulares de Felt, incluso las paredes de la bodega se convirtieron en suelo para ella. Incluso Elsa parecía sorprendida por las acrobacias de Felt.

— Así que tienes la protección del viento. Oh, qué maravilloso. El mundo debe adorarte… tengo envidia de eso.

La sonrisa de éxtasis de Elsa repente se torció, y sus ojos estaban llenos de odio mientras su brazo era doblado hacia atrás.

— Qu…

Felt fue cortada en medio del aire por un sector que se extendía a través de su hombro e incapaz de sostenerse, cayó al suelo y rodo.

La apertura de la herida atravesaba su pecho, desde el hombro izquierdo a su axila derecho y era tan profundo que corto a través del hueso y de sus órganos.

Terminando de rodas, hacia arriba y con cada latido de su corazón, Felt vomitaba sangre como una fuente, y estaba claro que ya había perdido la conciencia por el dolor y el impacto del corte. Ella no se movió ni una pulgada. En pocos segundos, el flujo de su sangre perdió presión, silenciosamente señalando el final de su vida.

Subaru no se podía mover.

Él quería ir al lado de Felt y tratar de detener la hemorragia. Ya era demasiado tarde para eso, entonces al menos quería cerrar sus párpados. Sin embargo, los brazos y las piernas de Subaru rechazaron su petición y no podían hacer nada más que temblar, desvergonzadamente.

— El viejo y la niña, ambos están en el suelo, pero tú no te mueves. ¿Ya te rendiste?

Elsa lo dijo con un tono como si se compadeciera de él, con una mirada que parecía aburrida.

Todo lo que tenía que hacer era caminar un poco más y golpear una sola vez con su cuchillo. Eso era muy obvio para ella, por esa razón, tenía una mirada aburrida. En los movimientos de Elsa no había el más mínimo pizca de duda. Incluso parecía como si estuviera tratando de contener un bostezo.

En respuesta a la actitud de Elsa, Subaru sintió una ira incontrolable que brotaba dentro de él. Las dos personas caídas en frente de él eran personas que había conocido hace poco. Pero no sólo habían hablado, habían mostrado emociones entre sí. Tomar esas dos personas y matarlos, y no sentir ninguna culpa, para Subaru era absolutamente imperdonable.

Además, no podía perdonarse a sí mismo. Él acababa de ver cómo fueron asesinados por esta vil mujer.

— Así que por fin te pusiste de pie. Sin duda, te tomó un tiempo. Dudo que me entretengas mucho, pero podría ser peor.

La ira crecía dentro de Subaru, aunque demasiado tarde, finalmente le dio el poder de mover sus brazos y piernas.

Sus extremidades todavía temblando, Subaru se empujó a si mismo lentamente contra el suelo y de alguna manera, era capaz de estar de pie, aunque sus movimientos eran casi brutales.

¿Su tembladez era producida por el miedo o la ira? ¿O era por ambas? A Subaru no le importaba.

Frente a Elsa y su cuchilla kukri lista, Subaru se lanzó hacia adelante con todas sus fuerzas y espíritu, mostrando los dientes.

Volaría hacia ella y la golpearía, empujando su propia fuerza más allá de sus límites. Pero ese loco ataque de Subaru…

— Patético.

… Terminó en un final rápido mientras Elsa le dio un codazo en la cara directamente. Mientras se dio la vuelta, utilizando la menor cantidad de movimiento necesario, había golpeado a Subaru con el codo, y mientras se tambaleaba, Elsa, todavía en su giro, trazó un arco con una de sus piernas largas y propició una patada.

Subaru fue arrojado de nuevo en un estante lleno de porcelana y cayó al suelo. En una sola ronda de ataques, Subaru tenía la nariz y los dientes delanteros rotos. Su lado, el cual recibió la peor parte de la patada de Elsa, estaba en un terrible dolor y podía sentir que varios de sus costillas se habían roto.

Pero aun así, Subaru empujó su puño contra el suelo e inmediatamente se puso de pie. El cerebro de Subaru ya había comenzado a secretar endorfinas y estaba rechazando el dolor, el cual era más grande que cualquier cosa que Subaru había sentido antes.

En este estado emocionado, su respiración anormal, Subaru lanzó otro ataque sin sentido… pero fue atacado nuevamente. Agitando los brazos, Subaru no pudo alcanzar a Elsa, y con sus extremidades, golpeó a Subaru con la parte sin filo de su espada, rompiendo su hombro izquierdo.

Entonces, como si estuviera molesta por tener que escuchar sus gritos de dolor, lanzó una patada directamente hacia su mandíbula, que le callo inmediatamente. También tuvo éxito en destrozar el resto de los dientes delanteros.

Elsa miro a Subaru mientras caía al suelo.

— No eres para nada bueno. Eres tan inexperto como te ves y tus movimientos están por todo el lugar. No tienes ningún tipo de protección divina, o ninguna habilidad especial. Pensé que ibas a utilizar tu cabeza y tener algún truco bajo la manga, pero veo que no tienes nada. ¿Por qué diablos creíste que ibas a tener una oportunidad contra mí?

— Cállate… a esto se le llama terquedad… ¿Creíste que iba a quedarme sin hacer nada?

La nariz de Subaru estaba rota, por lo que ni siquiera podía contestar de forma adecuada.

Gracias al último contragolpe, Subaru ya no podía usar su brazo. Todo, desde su hombro izquierdo hacia abajo colgaba sin fuerzas. No podía sentir ningún dolor, pero el zumbido en sus oídos se estaba volviendo insoportables. Intensamente sentía náuseas y se sentía como si su ira saliera de su boca.

Subaru fue golpeado. Nunca pudo ganar. Sus posibilidades de incluso dar un golpe eran minúsculas.

— Bueno, voy a admitir que al menos tienes una gran determinación. Si te hubieras levantado un poco antes, esos dos podrían haber tenido un destino diferente.

Con la punta de su cuchillo, Elsa se refirió a los dos cuerpos que yacían abandonados en el suelo. Mientras Subaru seguía los movimientos de Elsa y mirando a los cadáveres, de repente; sintió una extraña sensación dentro de él.

¿Por qué? ¿Por qué se sentía que había visto todo esto antes?

La bodega de botines, con su suelo hecho un mar de sangre… El cadáver gigante con su brazo faltante… El brillo opaco de una cuchilla de color rojizo…

En el fondo de su mente, un pensamiento lo atravesó como un rayo.

— Vamos a poner fin a todo esto. Te voy a enviar para que te encuentres con los ángeles.

Elsa se lamió los labios rojos, y con una sonrisa sensual desapareció en la oscuridad. Ya sea que se tratara de algún truco o no, para Subaru parecía que Elsa se había hundido en las sombras de la bodega.

Subaru miró a izquierda y derecha, incapaz de encontrar Elsa.

— ¡¿Don-dónde estás?!

Subaru comenzó a entrar en pánico, mirándolo de esta manera, escuchando con mucha atención cualquier sonido. Se parecía a la presa de un depredador feroz a la espera de ser devorado. Desde la perspectiva de Elsa, nada podría emocionarle menos, pero eso solo le dio ganas de acabar de una vez, así que en un corte rápido y brillante…

— ¿¡Qué…¡?

Tan pronto como Subaru se dio cuenta de que el ataque venía por su abdomen, se las arregló para defenderse, sin perder nada de tiempo. Subaru saltó hacia atrás, tirando su estómago hacia adentro, de modo que el corte horizontal apenas lo rozó. La piel de su abdomen fue cortada, pero Subaru apretó los dientes y soportó el intenso dolor.

— ¡¡Ughraaah!!

Luego, con toda su fuerza, Subaru fue capaz de golpear la parte superior del cuerpo de Elsa con una patada giratoria. Mientras Subaru se inclinó a sí mismo y consiguió lanzar su golpe directo, fue capaz de confirmar que había sido capaz de contraatacar al menos una vez.

Sin embargo…

— Ah… Eso fue muy satisfactorio —Elsa dijo eso, en un momento,  había sacado un segundo kukri de su cintura, cortó aproximadamente el 70 por ciento del abdomen de Subaru con la otra mano, derramando el resto de la sangre y sus vísceras.

— ¿Eh…?

Subaru dio un paso, dos pasos hacia atrás, y mientras su hombro rozó contra la pared, se deslizó hacia abajo y cayó al suelo.

Mientras Subaru bajó la vista podía ver la sangre que fluía de su abdomen y manchando el suelo de un rojo brillante. Con un brazo temblando trató inútilmente de devolver la sangre, pero los tejidos de sangre derramándose de su estómago empujaba su mano hacia un lado.

— ¿Estás sorprendido? Abrí tu estómago mientras te lanzaste hacia mí. En serio es mi especialidad.

Elsa dijo eso con una sonrisa, caminando por el mar de sangre.

Elsa se acercó a Subaru, quien era incapaz de decir algo, más que balbucear gritos de dolor y miró a sus entrañas sangrientas, con una mirada de emoción en su rostro.

— Ah… tal como lo esperaba. Tus intestinos tienen un hermoso color.

Esta mujer estaba demente.

Ante el dolor que incluso sus endorfinas no podían negar, la conciencia de Subaru comenzó a desvanecerse. Se dio cuenta que parecía haber caído de su lado. Con sus dedos temblando, débilmente tocó el pie de Elsa.

— Uu… ugh…

— ¿Estás adolorido? ¿Duele? ¿Estás triste? ¿Quieres morir?

Con su mano aun agarrando su tobillo, Elsa se arrodilló junto a Subaru y lo miró a los ojos. Los ojos de Elsa estaban llenos de éxtasis. No tenía absolutamente ningún recelo en tomar la vida de otra persona.

En cambio… ella parecía estar muy feliz, llena de dicha.

 

— Poco a poco, lentamente, lentamente, muy lentamente tu cuerpo perderá calor y se volverá frío.

Subaru podía sentir que la voz de Elsa hacia vibrar a sus tímpanos, torturándolo, saboreándolo, compadeciéndolo, sintiendo cariño por él, amándolo. Antes de darse cuenta, Subaru no pudo ver más. Su pérdida de sangre era demasiado grande, y poco a poco se estaba muriendo. Ahora, que no podía escuchar nada. No podía oler nada. No podía ver nada. Él sólo podía sentir que su cuerpo se hacía cada vez más frío, su cuerpo moribundo, y el temor de que venía con ello.

En este espacio, sin saber exactamente cuando la luz de su vida se extinguiría, Subaru no podía separarse del miedo a la muerte.

«¿Cuándo voy a morir? ¿Cuándo voy a morir? ¿Todavía estoy vivo? ¿Ya estoy muerto? ¿Cómo se define a la vida? ¿Se puede incluso decir que estoy vivo en este estado, menor que cualquier insecto? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Por qué morir es tan aterrador? ¿En serio es necesario vivir? ¿No?»

«Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado Estoy asustado.»

«Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado. Estoy asustado.»

Mientras una muerte absoluta e incondicional se aproximaba aún más, la mente de Subaru instintivamente la rechazó.

Al final, ese rechazo llenó todo lo que Subaru era y con su visión en blanco, pensó…

«Ah… estoy muerto.»

Y con ese último pensamiento, la vida de Subaru Natsuki se apagó.