webnovel

CAPÍTULO TRES

Volvía de trabajar el frío era horrible, podías congelar carne con solo exponerla unos cinco minutos afuera, me quité el abrigo quedando en mi suéter negro. Caminé hasta mi habitación y buscando mi pijama que no tarde en vestir. Me acomode en mi cama dispuesta a dormir, me ubique de lado viendo hacia la ventana y recordando a Louis y su mirada tan bella, ¿cómo era posible que existieran chicos así? Reí por el pensamiento pasar mucho tiempo con Melissa me estaba haciendo efecto.

Acepté su propuesta a cenar, ¿Cuándo seria? Aun no lo sabia ya que los fines de semana trabajaba los turnos de noche así que a menos que alguno de mis compañeros aceptara cambiar su turno, me quedaría solamente esperar.

No creí jamás que volvería a verlo, después que salí de aquel lugar no llame ni una vez para saber como se encontraba, sabia que mi deber había terminado. Además que tenia que pensar en Sunny ya que había vuelto a ver a mamá y esta vez si logro acercarse a ella ganándose una mala mirada de nuestra progenitora.

Su maestra quiso hablar conmigo a lo que accedí, y pude darme cuenta por su boca que algo no andaba bien con mi hermana, y yo sabia la causa, mi madre. Aún tras años de su abandono sigue atormentado nuestras vidas, pero eso acabaría y por eso decidí tomar medidas ya que no permitiría que nos afectara no de nuevo.

Ella fue la que decidió irse, nadie la obligó y volver solo para romper nuestra tranquilidad no era justo.

Un día saliendo de la universidad me aventure al supermercado a realizar las compras, sabia que ella lo frecuentaba por lo que me había dicho la señora Rita y deseaba con toda mis fuerzas tener la dicha de encontrarla.

Enojo, decepción, tristeza y muchos sentimientos negativos sentía hacia su persona por su actual comportamiento y el cielo parecía estar a mi favor ya que al salir nos cruzamos de frente.

Volver a verla no era nada fácil porque a pesar de todo seguía siendo mi madre. Al verme sus ojos se abrieron en asombro mientras yo era una maraña de sentimientos encontrados estaba feliz de verla pero decepcionada de todo lo que nos seguia haciendo.

- Mia – susurró del asombro

- Mamá – pronuncié con mucha amargura esa pequeña palabra que dolía en gran manera

- Que hermosa estas – a pesar de estar a unos metros de distancia podía ver como sus ojos se encontraban cristalizados

- Tú… - la observé de pies a cabeza, ella se veía casi igual a la ultima vez a excepción que debajo de sus ojos se podían ver las ojeras – bien – sonrío

- ¿Sunny? ¿Cómo esta ella? – ¿en serio me hacia esa pregunta?

- Dímelo tú – mordía el interior de mi mejilla quería gritarle tantas cosas pero en público era algo que jamás haría

- Mia … - se acerco y yo retrocedí –

- Solo te voy a decir esto una vez mamá – las lagrimas descendían por sus mejillas

- Tú no entiendes – algunas personas a nuestro alrededor nos veían

- ¿Qué es lo que no entiendo? – avance hasta estar frente a ella – ¡Dímelo!

- Mia lo hice por el bien de ustedes – su mano la pone en mi mejilla – Todo fue por su bien

- Olvídalo no quiero tus absurdas explicaciones pero si quiero que dejes de dañarnos más, por tu culpa Sunny la está  pasando mal y no es justo

- Déjame explicarte hija – golpeo su mano y la lleva a su boca

- ¡No! así como te fuiste así desaparece otra vez de nuestras vidas, mi hermana no tiene porque pagar tu cobardía – espete con rabia - ¡Vete! – y pase a su lado sin dedicarle una mirada más.

Camine hasta que estuve lo mas lejos posible para doblar en un callejón donde deje caer mi cuerpo y cubrí mi boca callando los sollozos que amenazaban con salir.

Luego de conseguir calmarme llegué al apartamento de la señora Rita, mi hermana se encontraba haciendo sus tareas, dejé  las bolsas en la cocina y sentí como mi amada vecina me abrazaba desde atrás.

- Tranquila – gire quedando de frente - ¿Quieres hablar? – asentí

- La vi – de nuevo las lágrimas nublaron mi vista. Me sentía tan impotente ante el dolor que cruzaba mi pecho – Y me dijo que todo era por nuestro bien – reí sarcástica - ¿Podrá creer eso? Abandonar a tus hijos sin importarte nada ¿es hacer un bien?

- Mi dulce niña – me abraza y deja un beso en mi cabello – Aunque quisiera entender a tu madre no puedo pero dejemos ese tema cuéntame cuando conoceré  a Louis

- ¿Qué? – una sonrisa adorna su rostro

- Un pajarito me conto algo –

- Melissa ¿cierto? – asiente – Sabia que no tardaría en quedarse callada

- No te enojes con ella, me alegra saber que estas conociendo a alguien ya es momento que pienses en tu felicidad

Mi felicidad, por mucho tiempo me he preguntado ¿Cuál es mi felicidad?. No reniego de cuidar a mi única familia pero cuando tienes obligaciones que cumplir se hace imposible pensar en lo que yo quiero.

Me divertía como Melissa creía que me gustaba Louis, es atractivo y eso no lo niego pero ¿Tener una relación?. No estaba en una historia escrita en línea como para creer que podría  enamorarme al instante del primer hombre que me sonría, o del que casualidad fue amable en el supermercado, en la vida real eso no sucedía.

La alarma en mi teléfono me despierta, el sueño aun posee a mi cuerpo abro los ojos y me incorporo saliendo de mi cama para ir al baño y cambiar mi pijama por ropa deportiva, amo sentir como adrenalina corre por mis venas.

Salgo echándole un vistazo a mi hermana en su habitación cuando cruzo la puerta principal me aseguro de cerrar con el seguro.

Entro en el ascensor y la típica melodía resuena en toda la enorme caja metálica. Cuando estoy fuera caliento primero mientras doy inicio a mi rutina, poco a poco acelero mis pasos hasta que corro a una velocidad que no desgaste a mi cuerpo. Mientras lo hago mi reproductor se encarga de amenizar mi viaje por las calles de la cuidad, alzo mi cabeza para observar el cielo aún iluminado por las estrellas.

No se cuanto tiempo llevo corriendo pero se que estoy próxima a mi meta para luego volver, unos cuantos autos comienzan a transitar por las calles vacías, veo el puente qué marca mi destino a unos cuantos metros, ya casi.

Al estar a solo unos pasos veo algo que hace que frunza el ceño, una chica se encuentra de pie en el borde, retiro de mis audífonos y a paso lento me acerco en silencio.

La chica llora desconsolada, su cuerpo se sacude a causa de los fuertes sollozos. Los autos pasan y en ningún momento se detienen ¿Cómo pueden ser tan insensibles? La chica parece querer suicidarse y no dedican ni un mísero segundo para detenerla.

- Hey – la chica se asusta y avanzo lo mas rápido que puedo – Hola – sonrió y alzo mis manos - ¿Estás bien? – la chica solo me observa con los ojos inundados en lagrimas

- ¡Aléjate! – se remueve centímetros en su lugar y siento mi cuerpo tiembla de miedo

- Tranquila – ella observa cada paso que doy - ¿Cómo te llamas? – ella no parece querer decir una palabra – Esta bien, se que soy pésima para iniciar una conversación – muevo mi mano con desdén y me encojo de hombros

- Por favor… vete – en ningún momento pienso hacer lo que ella me dice – Déjame te lo pido por favor ya no quiero sufrir más – su cuerpo se balancea y siento mi corazón salir del pecho

- No se que es lo que estas pasando, pero te aseguro que todo tiene solución yo se que no crees en mis palabras pero te entiendo muchas veces pensé lo mismo – me escucha atenta

- No, debo morir sino el me encontrará – acerca las manos a su pecho y puedo ver unas orejas largas un conejo de peluche es lo que tiene entre sus manos – Ya no quiero seguir, tengo miedo de que me encuentre – niego

- Yo puedo ayudarte – doy dos pasos tan lentos – podemos denunciarlo pero no lo hagas

- ¡No! la policía está de su lado no puedo hacer nada – gira su rostro y veo como alza su pie al vacío, el tiempo parece detenerse cada movimiento es captado por mis ojos en cámara lenta, mis piernas las siento pesadas al moverme bruscamente tratando de alcanzarla, sus ojos se cierran y su cabello ondea por el viento.

Estiro mis brazos y logro alcanzar una de sus manos que no dudo en tomar para empujarla contra mi cuerpo. El impacto nos lanza hacia el duro concreto mi cuerpo amortigua la caída y la abrazo.

- ¡No déjame! – forcejea mientras llora

- ¡No lo haré! – siento como las lágrimas mojan la tela en mi pecho – Te ayudaré

Pasan minutos y seguimos en la misma posición, su llanto ha mermado y solo siento como cuerpo se sacude.

- Agatha – pronuncia – Mi nombre es Agatha

Nächstes Kapitel