El corazón de Yao Si se estrujó, y cuando su cuerpo comenzó a endurecerse, reunió el coraje suficiente para mirar hacia arriba. En un poste de luz, no muy lejos de donde estaba, distinguió a una persona. Estaba cubierta por una gabardina negra, por lo que no podía ver su rostro con claridad, pero los cabellos rubios llamaron su atención. Una mirada fue suficiente para que ella supiera que era un extranjero.
—Ja. ¿Parece que la facción occidental no es tan feroz como pretende ser? —añadió una voz diferente y fría.
Solo entonces Yao Si se dio cuenta de que había otra persona junto al poste de luz contiguo. Su rostro no era visible como el de la otra, pero tenía cabello negro, por lo que tenía que ser alguien del imperio celestial como ella.
Era probable que estas dos personas también fueran vampiros jóvenes. Podía sentir una presión imperceptible de su parte, y era por completo diferente del tipo que sentía de Li Zheng. Si ella estaba en lo cierto, quizá eran los vampiros jóvenes anteriores a la tercera generación que Li Zheng había mencionado. ¿Eran parte de la guerra?
Dijeron que el campo de batalla era la ciudad A. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué era esto?, ¿un calentamiento antes de la batalla?
Echó un vistazo a la caja de luz que estaba al a punto de dejar de funcionar, con sus luces parpadeando. Una sensación de pánico comenzó a subir desde el fondo de su corazón. Si ella hubiera dado un paso más, lo que hubiese sido destrozado habría sido su cabeza.
Cuando los dioses luchan, hasta los peces en el foso se ven afectados. Al ver que esas dos personas no tenían tiempo para prestarle atención, Yao Si decidió huir de la escena. Sin embargo, tan pronto como ella movió los pies, una ráfaga de viento de repente surgió de la nada. Las hojas caídas que cubrían el suelo volaron con fuerza a su alrededor formando un vendaval.
El viento la cegó y tragó una bocanada de polvo. Levantó las manos como reflejo para cubrir sus ojos, y en ese momento, de nuevo pudo escuchar un fuerte estallido por encima de su cabeza. La luz se vio reflejada en los extremos de sus ojos, como si algo estuviera descendiendo desde arriba.
Ella corrió a un lado de forma inconsciente, y con un ruido ensordecedor, un rayo aterrizó justo donde ella había estado, dejando un hoyo de dos metros de profundidad que olía a tierra quemada.
Yao Si tragó saliva. Eso estuvo tan cerca...
—¿Un rayo? Solo la segunda generación de la facción del este es capaz de hacer esto.
El muchacho rubio habló otra vez, pero ya se había cambiado a un nuevo lugar, evidentemente para evitar el rayo en ese momento.
El morocho al otro lado poseía finos filamentos de rayos que salían de sus manos, lo que indicaba con claridad que él lo había provocado.
¿Son esas las habilidades especiales de un vampiro joven?
¿Hasta dónde llegaría la mala suerte de Yao Si?
—Creo que sería mejor que la gente se rinda de manera obediente. ¿No sería genial que las dos facciones se unieran? — se burló el rubio una vez más—. No hay forma de que estén ganando esta guerra.
El morocho no respondió, pero en cambio agitó su mano. Una ola de crepitantes relámpagos se dirigió otra vez hacia el muchacho rubio, dejando un cráter de cuatro a cinco metros de ancho de donde estaba su oponente. Luego gritó con una voz insensible:
—¡Lucha! No parlotees.
Al esquivarlo, el muchacho rubio quedó nervioso y agitado. Corrió rápido para llegar al otro lado y luchar contra el morocho.
Yao Si solo pudo ver dos imágenes posteriores que se separaban y convergían en el aire. Escuchaba ruidos de balbuceos junto con los relámpagos que dejaban agujeros y cráteres en el suelo.
En ese momento, Yao Si imaginó que era transportada a una escena de una película de ciencia ficción. En retrospectiva, recordó que estaba a punto de irse. Se dio la vuelta y encontró una bicicleta a un lado de la carretera. Luego, usó todas sus fuerzas para pedalear como una loca. Todo su potencial estalló a lo largo de las tres calles que fue recorriendo.
Mientras andaba en bicicleta, todavía podía escuchar los fuertes truenos detrás de ella. Cuando giró, aún podía ver el fuego y los relámpagos al otro lado de la carretera que tenía una gran semejanza con el lugar de rodaje de una película hollywoodense de ciencia ficción.
De vez en cuando, algunas figuras volaban por el aire como latigazos, dirigiéndose hacia donde ella estaba. Como debilucha que era, solo podía rezar para que estas personas no la descubrieran.
Nadie la había detenido ya sea porque no era muy visible o porque las personas que se apresuraron a ayudar eran todas de la facción oriental.
Lo más milagroso era que nadie había salido a echar un vistazo a este ruidoso y llamativo espectáculo. Incluso cuando las dos personas estaban peleando, no se veía un alma. Al recordar las habilidades especiales que poseían los vampiros jóvenes, resolvió que, entre esos dos luchadores, alguno debía conocer una manera de hacer que la gente común no se diera cuenta de la pelea, incluso durante una batalla tan intensa como esta.
Solo en ese momento comprendió lo que en realidad significaba la gran guerra que Li Zheng había mencionado. Eran solo dos vampiros jóvenes que se peleaban, pero tenían un poder de destrucción tan grande que toda la calle estaba en ruinas.
Si hubiera sido un grupo, ¿qué hubiese sucedido?
Ella no se atrevió a dejar fluir sus pensamientos. Este razonamiento consolidó aún más su determinación de alejarse de ahí lo más posible. Una energía explosiva y desconocida la apoyó desde el segundo anillo de la ciudad hasta el exterior del cuarto anillo, hasta que ya no pudo escuchar el caos dentro de la ciudad. Solo entonces pudo disminuir la velocidad y respirar profundo.
Dejó la bicicleta a un lado, se sentó en un lugar cubierto de césped a un costado de la carretera y exhaló hondo.
Oh, diablos. Eso fue tan agotador. Fue interesante, aunque se vio afectada como una inocente transeúnte. Al menos, había escapado de...
—¡Bárbaros bastardos del este!, ¡mueran! —sonó un insulto detrás de ella.
Dos siluetas en blanco y negro conocidas aparecieron de repente en el césped. El muchacho rubio estaba a punto de golpear su puño contra el suelo. Yao Si se volteó y observó una gran grieta que se abría con brusquedad en el suelo y se dirigía directamente hacia el muchacho de negro.
En ese momento, esa persona se hizo a un lado.
En ese momento, Yao Si cayó en la grieta.
—¡Mierda! —gritó.
***
Yao Si sintió que estaba a punto de morir. Sintió dolor. Le dolía todo el cuerpo y hasta podía oír a sus huesos quebrándose. La grieta tenía una profundidad sorprendente. Solo podía ver una delgada línea en la parte superior del hoyo y empezó a preguntarse si seguía viva o no.
Después de esforzarse un poco, por fin movió su dedo medio con éxito hacia la parte superior de la grieta.
"Rubio, te recuerdo ahora".
Tal vez ella les debía algo a esas dos personas en su vida pasada. De lo contrario, ¿por qué estarían siempre acechándola? Y si ella hubiera sabido eso, no habría perdido su tiempo corriendo y en bicicleta por tanto tiempo.
Yao Si no supo cuánto tiempo estuvo allí sin moverse, pero el dolor en su cuerpo desapareció como por arte de magia, e incluso las heridas de la caída se curaron. Su energía también había regresado de a poco.
Respiró hondo y se puso de pie. Comenzó a sentirse un poco contenta de haberse convertido en una vampira joven. No le encontró ningún defecto a este estado de ser dueña de una gran fuerza.
Se sentó y descansó un rato. Luego giró y miró hacia la parte superior del hoyo. Al final, decidió salir. Tal vez, debido a que este hoyo había sido creado por la habilidad del muchacho rubio, era profundo pero no muy ancho. Existía la posibilidad de que ella pudiera salir apoyándose contra ambos lados y empujándose hacia arriba.
Ahora era momento de ponerse a trabajar. Yao Si estiró sus extremidades hacia afuera de inmediato, avanzando a paso lento en forma de 大. Después de un rato, se dio cuenta de que este método en verdad funcionaba. Aunque era agotador, al menos todavía tenía esperanzas.
Cuando se sentía exhausta, se detenía y descansaba por un tiempo. Y así, escalando y deteniéndose, se mantenía entre las paredes y se acercaba más y más al borde de la salida.
Debido a su contextura, Yao Si recuperaba la energía con mucha rapidez. No tenía claro cuánto tiempo había estado trepando; solo sentía que sus miembros se adormecían y luego se movían de forma mecánica.
La entrada, que era oscura al principio, se había vuelto cada vez más brillante, incluso era un poco enceguecedora. Cuando se acercaba a la parte superior, se dio cuenta de que era de día.
A cinco metros de la salida, su corazón se llenó de esperanzas. Ella se apuró y alcanzó con una mano el borde del hoyo. Cuando tocó el césped en la parte superior de la grieta, lloraba fuerte con lágrimas que rodaban por sus mejillas. ¡Mama mía! Por fin llegó a la cima.
Justo cuando estaba a punto de salir, escuchó una voz familiar que venía desde arriba.
—Vamos a limpiar el campo de batalla.
"¿Qué?".
A continuación, sintió que los alrededores temblaban, y la salida que la había llenado de esperanza se cerró así como así. Sus pies se deslizaron y volvió a caer al fondo del hoyo.
Esta vez no se rompió ningún hueso, pero se desmayó al instante.
Antes de que ella cerrara los ojos, solo pensó en una cosa.
"Tú, muchacho morocho. ¡Te maldigo a ti y a toda tu familia!".