908 908 Pelear por la custodia

A todos se les encogió el corazón mientras miraban a la niña herida. Sin embargo, Coco no lloró, aunque sus ojos ya estaban llenos de lágrimas.

—Abuelo Qiao, no me lastimé. Vamos a intentarlo de nuevo.

—Ay, ¿cómo podría el abuelo soportar verte intentarlo de nuevo? —respondió Qiao Sen. Se inclinó y cogió a la niña en sus brazos.

Mientras tanto, todo el mundo desvió su mirada hacia Mo Ting. No obstante, se quedó parado sin hacer nada mientras esperaba que llegaran los refuerzos. Pronto, Tangning llegó. En cuanto vio que Coco estaba herida, corrió inmediatamente a consolarla. Después, sonrió y le ofreció:

—Te enseñaré a hacer la escena.

Tangning ya podía imaginar lo mucho que el Presidente Mo malcriaría a su hija porque estaría completamente indefenso a su alrededor.