Transcurrieron los minutos mientras Gloriana se sentaba en silencio en la mesa del café. Levantó distraidamente la taza medio vacía de café ya frío de Ves y saboreó el gusto.
Sonrió. —Sin endulzante. Compartimos el mismo gusto. Perfecto.
Sus ojos se curvaron contentos mientras acariciaba suavemente el pelaje de Clixie. Gloriana había esperado tanto para encontrar un novio adecuado que la complementara tanto personal como profesionalmente.
Muy pocos hombres cumplían con sus altos estándares. Aunque había salido con varios hombres cuya compañía disfrutaba, ninguno de sus filosofías de diseño aportaba algo especial a la mesa.
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