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El asesino de la rosa

Albafica ha sido asesinado cruelmente. Lugonis necesita saber ¿Por qué? Porque aquel tipo mató a su hijo. En busca de la verdad deberá decidir si hacer lo correcto o dejarse llevar por su impulso de venganza.

Junini · LGBT+
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Capitulo VI

[Advertencia capítulo no apto para menores de 21 y mayores de 45; si usted es diabetico, hipertenso y sufre de trigleceridos, leer bajo su propio riesgo, este capítulo contiene alto contenido que puede considerarse hot y sensible]

Sabiendo ahora su punto débil, lo usaría en un su contra. Por lo que aprovechando la consulta psiquiátrica, empezá a trazar mi plan.

—Dime Lugonis, piensas confesar la verdad. Si dices la verdad, evitarás un castigo peor. Vamos, confiesa di tu secreto, no podrás ocultarlo por siempre.

—Yo no tengo ningún secreto, pero usted si se ve que tiene muchos dígame ¿qué oculta doctor Lune?

—Las preguntas son sobre ti, no sobre mí.

Responde, sabes que mientes. —Su mirada desafiante no se me iba encima, pero entonces lo hize temblar.

—No se, que secreto habla. Yo adopté a Albafica, soy un Alfa pero dígame doctor, usted es un Alfa porque lo dudo. —Verlo enfurecerse ante tal situación fue placentero, las venas marcaban su sien, estaba furioso, se paro y sacó aquel latigo que siempre cargaba, listo para azotarme con él, el no se había dado cuenta que ya había caído en mi trampa —Es muy bello para ser uno, jamás había uno tan bello, por lo que me niego a aceptar que usted sea uno. —Su rostro se suavizo ante la sorpresa, y guardo el latigo, estaba sorprendido, se notaba que le había acertado, jamás alguien lo había halagado de tal forma, lo podía ver ya que su atrasparentada piel se comenzó a sonrojar, aquel halago lo dejó en schock por minutos

hasta que hablo —¿En serio? Te parezco bello —El sabía que eso no era un halago, que era una adulación, pero al ser su punto débil. Cayó como mosca a la miel.

—Sí se me hace demasiado bello para ser un Alfa. ¿Seguro no es un Omega? Ojala lo fuese.

—Ojala ¿Por qué?

—Porque si fuese un Omega sin dudas lo cortejaria, porque si usted es un Alfa esto sería prohibido. —Acercandome cerca de él, para luego besarlo, sabía lo que haría sabía que me quitaría, que me abofetearia pero que no me reportaría, ya que si lo hacia quien lo halagaria después, tenía su autoestima en mis manos, un autoestima que por años estaba en el piso, y lo usaría para escapar de ahi.

Pero no me abofeteo, ni me quita, fue mas fácil de lo que pensé, cerró sus ojos y se dejó besar, se dejó llevar por la situación

—Dime que es lo que te parece bello de mi.

Debia pensar una muy buena razón para lograr mi cometido por lo que aprovechando que su autoestima estaba tan bajo, pero tan bajo, lo súbira lo más alto que podía para que cuando cayera sea irreversible, ¿Por qué? Porque el sentimiento de odio que poseía a ese hombre, hacia que deseara todo lo peor hacia el.

—Dime Lugonis, ¿que te parece bello de mi? —empezando a desabrocharse la camisa, para mostrar su abdominal y su pectoral.

—¿Qué me parece bello de ti? Tus ojos son hermosos, me tienen hechizado.

—¿En serio? La mayoría dicen que no desean verlos que les da miedo ¿En serio te gustan? —Era sabido, esa mirada desafiante ponía los pelos de puntas a cualquiera, era aterrorizante. —¿Qué más te gusta de mi? —Podía ver como su rostro se llenaba de un brillo extraño antes mis mentiras —tu piel se ve tan suave y pulcra, me encantaria poder acariciarte, marcarte hacerte mio, mientras te dejo mi firma en tu hermosa piel, para que vean que eres de mi propiedad —empeze por besar su abdominales para luego, subir hasta su rostro, para besarle la mejilla y susurrarle —Quiero hacerte el amor aquí mismo, ahora. —Su piel no me parecía atractiva, mas bien parecía un enfermo, palido, atrasparentaba todo las venas, y era unas de las cosas por la que su autoestima estaba por el piso.

—Yoo, yo Lugonis, yo —tartamudeaba de los nervios se veía que no podía procesar toda la información, por lo que por último tire mi última jugada —y tu pelo sin dudas lo acariciarla por siempre, es tan suave y huele rico —olia rico, y era suave no podía negarlo, lo tironee y deje su cuello expuesto para solo rozar mis dientes —Dime Lune ¿lo hacemos o no?.

Su respuesta sin duda fue la esperada, cayó ante mi trampa —Hazme tuyo.

Lo que no sabía es que esta acción nos condenaria solo a el sino ambos de por vida.

Continuara...

¿Cuál es su idea sobre mi cuento? Deje sus comentarios y los leeré detenidamente

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