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CLUE: SERENDIPIA

Imagina tener todo lo que te hace feliz... Una madre amorosa, amigos que te apoyan y cuidan, vecinos que te tratan con amabilidad. Es una vida de ensueño que la mayoría puede envidiar, ¿cierto?... Pero, ¿Qué pasaría si un día tu madre decide presentarte a tu padre después de 18 años?. Ella se encuentra emocionada y no puedes negarte, rumbo a la reunión con aquel hombre algo golpea su auto y en cuestión de unas horas pierdes a la única persona que estuvo a tu lado y que puedes llamar "familia". Quedas sola con una biblioteca que atender y al cuidado de los padres de tu mejor amiga. Conforme vas creciendo tu vida se vuelve rutinaria y algo aburrida, estas limitada a hacer cosas porque puede que aquellas personas que dañaron a tu madre regresen por ti. Todo te resulta monótono... O por lo menos así es hasta que le conoces a él, pero para poder ser feliz y proteger a tus seres queridos deberás descubrir que hay detrás del pasado de tu madre. Esta es la historia de Sasha Aráoz, ¿Estas listo para conocerla?

GMML · Urban
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Caos Parte I

Seguimos bailando, cantando y riéndonos de las cosas sin sentido que decía Ashley, de vez en cuando se acercaban algunos "galanes" a ofrecernos bebidas o a invitarnos a bailar, sin embargo mi amiga se encargaba de ahuyentarlos con sus chistes malos.

-Deberíamos dejar de beber ahora, ¿no?- Dijo Isabella acercándose a nosotras para que le escucharamos, Ash y ella se vieron por unos segundos sin decir nada como si estuvieran analizando su sugerencia.

-¡Nah! - Dijeron las dos a coro y continuaron bailando como si no hubiera pasado nada, fue ahí que me di cuenta de las condiciones en las que estábamos y por lo menos una de las tres debería estar "cuerda", al verles hacer sus pasos extraños de baile noté que habían renunciado voluntariamente, así que decidí asumir el cargo como "responsable".

-¡Así no se baila eso!- Dijo Ash manoteando a Isabella para que se detuviera.

- ¿Entonces?- Respondió arrastrando las palabras y entrecerrando los ojos para verle mejor.

- Es así... Mira, pones tus manos en tu cadera, abres un poco tus piernas y mueves tus caderas hacia los lados delicadamente.- Dijo enseñándole a "bailar", aunque realmente parecía que un robot estaba haciendo ejercicio.

-¡Ohhhh! ¿Así?- Dijo imitandole su pequeña y diligente aprendiz.

-¡Así es chica! ¡Ahora con movimientos más sexis!- Gritó Ash al ver qué ella le seguía la corriente.

Me quedé congelada viéndoles hacer eso, durante el tiempo que les había visto bailar parecían ser personas normales... un poco tomadas pero normales, pero ahora mismo eran iguales a los muñecos inflables que se movían con el aire acondicionado de el taller de autos que estaba en la cuadra de donde vivíamos.

-¿Y si tomamos algo? Les veo un poco cansadas y con sed.- Dije intentando llevarles a nuestros asientos para que se calmaran y volvieran en sí.

- Si, tengo sed.- Ash tocó su garganta y tosió un poco.

Tomé sus manos y caminé con ellas como pude, intenté persuadirlas para que nos marcharamos de una vez por todas, pero ellas me dijeron que querían terminar de bailar la canción que acababa de empezar, les hice prometer que después de eso nos iríamos, de mala gana aceptaron y se levantaron lo más rápido que pudieron para evitar desperdiciar sus últimos minutos de diversión, fui con ellas para evitar que se escaparan y rompieran su promesa, estábamos a punto de llegar a la pista cuando vi que un grupo de chicas se acercaban a nosotras.

- ¡Mira que tenemos aquí!- Dijo la chica de cabello negro que había visto en el baño, tenía un presentimiento de que las cosas no iban a terminar bien esta noche.

- ¿Acaso no es nuestra querida Isa?- Sonrió otra de las jovencitas acercándose a ella arrastrando su mirada viéndole de pies a cabeza.

- ¡Cállate y quítate!- Dijo Ash enojada mientras les ignoraba y pasaba de largo de ellas.

- Ya vemos porque ya no nos hablas, comenzaste a juntarte con gente de esta clase.- Habló por fin la tercer mujer que les acompañaba mientras se burlaba de mi amiga, recé para que Ash se controlará y no hiciera nada loco.

- Si, encontré a amigas maravillosas que sí valen la pena.- Respondió Isabella mirandoles con desdén, las otras chicas jamás esperaron que su actitud fuera tan fría y se quedaron paradas sin decir nada, la hermana de Louis me miró y una sonrisa se dibujo, sabía que iba a hacer así que le hice señas pero ella me ignoro.

- A parte de que ellas son unas excelentes amigas también son mis cuñadas, mis hermanos las Aaaammmmaaaaan con locura.- Isa nos abrazó a mi amiga y a mí, Ash sonrió y se unió a ella al comprender su plan.

- Aún no somos tus cuñadas, bueno, por ahora.- Dijo mí amiga enrollando un mechón de su cabello en su dedo tímidamente.

-Ohh, ¿Es.. es así? Me alegro.- Dijo la joven de cabello café que intentaba mantener una sonrisa en su rostro.

- Sí, en verdad estoy tan feliz de tenerles, deberías ver como Louis trata a mi cuñada, siempre sonríe cuando habla de ti.- Isabella me miró expectante esperando mi reacción.

- Jajaja deberíamos irnos ya.- Dije entre dientes simulando una sonrisa.

- Fue un placer verte Isabella, nos vemos.- Dijo despidiéndose la rubia de mala gana pasando a mi lado sin dejar de vernos.

Suspiré aliviada al ver que ellas se estaban llendo todo estaría bien pensé, pero me equivoqué, justo cuando la chica de cabello castaño pasaba a mi lado arrojó su bebida en mi vestido empapandome.

-¡Upps! Fue un accidente, pero no creo que te moleste, ¿verdad?- Apreté los dientes y los puños, sabía que lo había hecho a propósito pero simplemente decidí callar.

- No te preocupes, seguramente ella sabrá cómo recuperar su dinero, créeme ella sabe cómo "hacerlo".- Sonrió la rubia descaradamente.

- ¡Vaya! No pensé que harías algo tan bajo, me alegra que mis hermanos no salieran con arpías como ustedes.- Dijo Isabella acercándose a ellas enojada.

- No pierdas el tiempo con ellas, no son de nuestra "clase".- Dije sacudiéndo mi vestido salpicandoles en sus atuendos.

- ¡Oye!- Se acercó una de ellas rápidamente con una mano en el aire lista para abofetearme.

- No debes tocarla, la ensuciaras. - Dijo Ash tomando su brazo para detenerlo y después arrojarlo con fuerza pero no la suficiente como para hacerle caer al suelo.