Al entrar a la Asociación de Alquimistas, un tenue aroma medicinal saltaba, dándole a la gente una sensación refrescante.
El interior del salón no tenía muchas personas, con solo un par de personas realizando su propio trabajo. Pareciendo haber escuchado el sonido de pasos, algunos de ellos levantaron sus cabezas y dirigieron sus miradas hacia el joven que estaba cargando una enorme regla negra en su espalda que casi parecía estar arrastrándolo hacia el suelo. Luego de que la confusión brillara en sus ojos, ellos comenzaron nuevamente a enfrascarse en sus trabajos. Ellos no creían que alguien tuviese el valor de crear un disturbio en la Asociación de Alquimistas.
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