Caleb no respondió, simplemente la abrazó más fuerte y ella lo agradeció.
—Ambos pusimos en riesgo a las personas por miedo a perdernos —continuó ella—. Eso no volverá a suceder.
—¿Qué estás diciendo? —preguntó Caleb en voz baja—. Conteniendo el pánico que sentía crecer en su estómago.
Ashleigh se giró para poder enfrentarlo.
Ella besó sus labios suavemente y colocó su mano en su mejilla.
—Nos amamos, y eso no va a cambiar —sonrió ella.
Él frotó su mejilla contra su mano.
—Pero —continuó ella—, necesitamos límites. Eres el Alfa de Verano, en primer lugar. Necesito saber que tu manada es lo primero.
—Pero–
—No —afirmó ella—. No negociable. Tu manada es lo primero.
Caleb apretó la mandíbula.
—Hago mi mejor esfuerzo para asegurarme de que mi manada no corra peligro de nuevo —dijo—. Pero me niego a perderte. Así que, si me estás diciendo que acepte lo que mi manada piense que es mejor con respecto a nuestra relación, no lo haré.
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