Wyatt

Corrine y Ashleigh tuvieron una charla amistosa, hablando de nada, simplemente pasando tiempo juntas.

Fue refrescante.

Ashleigh miró a su madre, su Luna.

—¿Mamá?

—¿Sí, querida?

—¿Cómo sabes lo que tu gente necesita?

Corrine parpadeó sorprendida ante Ashleigh.

—Lo siento —se rió Ashleigh, dándose cuenta de lo extraño que era preguntar de repente—. Es solo que… Fiona dijo que como Luna, necesitas pensar en lo que tu gente necesita. Entonces me pregunté, ¿cómo haces eso?

—Ah —sonrió Corrine—. Bueno, déjame hacerte una pregunta primero.

—Vale.

—¿Qué necesitas para ser una Luna?

Ashleigh miró a su madre.

—No entiendo —dijo.

—Es una pregunta simple. ¿Crees que estás lista para ser una Luna para Verano?

—No —respondió Ashleigh inmediatamente.

—¿Por qué no?

—Bueno, para empezar, me odian.

—Entonces, ¿qué necesitas para ser su Luna?

—¿Que les caiga bien?

—Casi —sonrió Corrine—. Más que caerles bien, deberían respetarte y confiar en ti.