Galen salió de la oficina cuando escuchó el nombre de Axel. Se quedó atónito al verlo en esa condición. Su cabello estaba empapado en sangre, su ojo expuesto estaba hinchado y su nariz parecía rota. Era evidente por cómo se movía que también tenía heridas internas.
—Tenemos que llevarte a una sala de examen —dijo Peter.
Gritos a lo lejos captaron la atención de Galen. Vio a enfermeros y camilleros agarrando montones de suministros y cargándolos en carritos.
—Granger... él mató a Renee —dijo Axel con respiraciones entrecortadas.
—¿Qué? —susurró Bell.
Galen miró de nuevo a Axel, preguntándose si había entendido mal sus palabras.
—Los envenenó a los dos... —Axel tosió dolorosamente, salpicando sangre en el suelo.
—¡Necesitamos tratarlo ahora! —Peter gritó, intentando levantar a Axel de sus rodillas. Miró alrededor y vio a una enfermera no muy lejos de ellos—. ¡Tú! ¡Consígueme una camilla!
La enfermera corrió a hacer lo que le ordenaron.
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