Capítulo 4: La Amenaza que Se Acerca
El grito de la figura encapuchada resonó en la plaza de Aris, y Last sintió que la tensión aumentaba. Los portadores se reunieron rápidamente, formando un círculo de defensa mientras la figura temblaba de miedo.
—¿Qué sabes de los cultistas? —preguntó Alaric, su voz grave resonando en el aire.
—Los vi en el bosque, llevando prisioneros —respondió la figura—. Buscan portadores para sus oscuros rituales. ¡Debemos actuar rápido!
Last intercambió miradas con Kira y Kael, sintiendo que la verdadera batalla se avecinaba. Las sombras que había estado enfrentando en su mente parecían cobrar vida a su alrededor.
Preparativos para la Batalla
Alaric se volvió hacia Last, su mirada seria.
—Debemos formar un plan. La secta no solo busca poder; quieren manipular a los Jokais para su propio beneficio. Si logran capturar a más portadores, su influencia se expandirá.
—¿Qué podemos hacer? —preguntó Kael, su rostro marcado por la preocupación.
—Primero, necesitamos proteger la ciudad. Si los cultistas llegan aquí, habrá caos —dijo Alaric. Luego se volvió hacia Last—. Necesito que uses el poder de Destro. Necesitamos saber cuán fuerte eres en una batalla real.
Last asintió, sintiendo la presión sobre sus hombros. Este era el momento que había estado esperando, pero también le aterraba. Sin embargo, no podía defraudar a sus amigos.
La Primera Emboscada
Al caer la noche, la atmósfera se volvió pesada. El aire estaba cargado de electricidad y la luna brillaba, iluminando el camino que conducía al bosque. Last, Kira, Kael y los otros portadores se adentraron en la oscuridad, listos para enfrentar lo que viniera.
De repente, el sonido de ramas rompiéndose resonó a su alrededor. Las sombras comenzaron a cobrar vida, y figuras encapuchadas emergieron del bosque.
—¡Ahí están! —gritó Kira, sacando su Jokai.
Los cultistas avanzaron, sus rostros ocultos bajo capuchas. Last sintió el impulso de Destro crecer dentro de él, ansioso por liberarse.
—¡No los dejaremos llevar a más portadores! —gritó Alaric, levantando su espada.
La batalla estalló. Los cultistas comenzaron a lanzar hechizos oscuros, pero Last, en un instante de claridad, dejó que Destro fluyera a través de él. Con un grito, extendió su mano, creando un muro de sombras que absorbió la energía de los ataques, deteniendo a los cultistas en seco.
La Fuerza de la Unidad
Los otros portadores se unieron a la lucha, cada uno mostrando su poder único. Kira se movía con agilidad, creando corrientes de viento que desorientaban a sus enemigos. Kael iluminaba la oscuridad con destellos de luz, deslumbrando a los cultistas y manteniéndolos a raya.
Last se sintió más fuerte al ver a sus amigos luchar a su lado. Sin embargo, a medida que la batalla se intensificaba, una figura más grande y oscura apareció en el fondo, observando con ojos rojos y sedientos de poder.
—No solo son portadores, son una amenaza —susurró una voz profunda, resonando en el aire. La figura se movió hacia adelante, revelando su rostro; un líder cultista, conocido como el Enviado de la Oscuridad.
Un Enfrentamiento Decisivo
—He venido por el poder de los Jokais. Entreguen a los portadores y vivirán —dijo el Enviado, su tono frío y calculador.
Last sintió un escalofrío recorrer su espalda. Era el momento que había temido, pero también el momento para demostrar su valía.
—¡Nunca! —gritó Last, enfrentándose al Enviado. Su determinación creció, y sintió cómo Destro le otorgaba una nueva fuerza.
El Enviado sonrió, un gesto que enviaba escalofríos por la columna vertebral de Last.
—¿Crees que puedes desafiarme? No sabes el poder que has desatado.
La lucha estaba a punto de volverse más intensa. Last respiró hondo, preparado para enfrentarse a la oscuridad que amenazaba no solo su vida, sino el futuro de todos los portadores.