Había una sensación de libertad, como si las cadenas y grilletes de Parrish Grandshope hubieran liberado a Dahlia de su restricción. Era libre. Carter la había liberado de toda la miseria y el dolor que este lugar le había infligido. Él reclamó su posesión sobre ella, y ella comprendió lo que él quería decir cuando afirmó que ella era su compañera.
Dahlia había escuchado los rumores sobre los clanes de lobos y sus tradiciones. Había quedado fascinada por las historias que había oído cuando era niña. Dahlia sabía que cuando un lobo reclamaba a alguien como su compañero, quedaban unidos para siempre en amor. Su corazón latía con fuerza en su pecho ante la realización. Estaba en camino hacia una nueva vida, una mejor.
Se levantó con entusiasmo del suelo y montó sobre la espalda del caballo andaluz. Cuando levantó la cabeza, sus cabellos castaños azotaron su rostro en los gélidos vientos. Sus orbes esmeralda brillaban con un renovado sentido de propósito.
Unterstützen Sie Ihre Lieblingsautoren und -übersetzer bei webnovel.com