Rain tragó saliva, sintiendo el peso de sus propias palabras caer sobre ella. Alejandro permaneció en silencio, y cuanto más se prolongaba la pausa, más deseaba poder retractarse de todo. Su corazón latía fuertemente, y se maldijo a sí misma por dentro. —¡No debería haber dicho eso!
El silencio entre ellos era ensordecedor, y justo cuando Rain iba a mirarlo, las luces se atenuaron, sumiendo la habitación en un suave resplandor. Alejandro caminó hacia su cama sin abordar su atrevido comentario.
—Limpié mi agenda para mañana —dijo él, su tono casual, cambiando totalmente el tema.
Rain frunció el ceño, sintiéndose irritada. «¿Por qué está hablando de su agenda ahora?» se preguntó frustrada.
Alejandro continuó, —También deberías tomarte el día libre si quieres visitar a tu tía Melanie. Podemos ir a la residencia Clayton temprano para que puedas pasar todo el día con ella.
Rain se enderezó de golpe, de repente más alerta. —¿De verdad?
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