—Este consorte agradece al Eunuco Principal Cao por su escolta —dijo Yan Zheyun. La tienda del dragón estaba situada justo en el medio del campamento, alta y majestuosa sobre el resto, y a solo un tiro de piedra de las tiendas del palacio interior para facilitar la conveniencia en caso de que el emperador decidiera voltear tabletas esa noche. Yan Zheyun podría haber encontrado el camino sin ayuda pero su relación con el Eunuco Principal Cao nacía de formalidades innecesarias y de proteger al preciado hombre por el que ambos se preocupaban.
—Yue Langjun es demasiado cortés, es un honor para este viejo servidor asistirle —respondió el Eunuco Principal Cao, visiblemente de buen humor.
—¿Cao Gonggong está contento de estar fuera del palacio? —preguntó Yan Zheyun con alegría.
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