Wang Zhaodi llevaba el yugo sobre los hombros.
Estaba lleno de estiércol de vaca, desprendiendo un aroma embriagador.
—¡Qué olor tan fétido! —exclamó Lin Tang.
Había pensado que, al ver a Wang Zhaodi de nuevo, explotaría de furia, desearía matarla e interrogarla…
Había imaginado incontables posibilidades, pero la única que no había considerado era la calma.
Sí, la calma.
La tranquilidad de su corazón estaba sin una sola onda...
El odio es una emoción tan pesada como de mil catties, y hay personas que simplemente no lo valen.
Wang Zhaodi se mató accidentalmente, y gracias a esa desgracia, tuvo la suerte de ver un mundo diferente.
No mataría a Wang Zhaodi, porque no quería ensuciarse las manos.
Sin embargo, si Wang Zhaodi se atrevía a extender sus garras de nuevo, no sería tacaña con su represalia.
Lin Tang había subestimado gravemente la cara dura de Wang Zhaodi.
Hay personas que nunca buscan problemas en ellas mismas.
Unterstützen Sie Ihre Lieblingsautoren und -übersetzer bei webnovel.com