—Oh, ¿quién está buscando la muerte aquí? —Antes de que terminara de hablar, una voz sarcástica resonó desde fuera del patio.
Los vecinos que estaban mirando rápidamente se hicieron a un lado, mientras Lin Changhong salía corriendo y protegía a Lin Caisang detrás de él.
—Sangsang, ten cuidado. Esta mujer es como un perro rabioso; ¡cuidado que no te salte encima!
No tiene más opción que proteger a su hermana menor de Liu Rumei, quien actualmente se comporta como una lunática.
—Lin Changhong, ¿a quién llamas perro rabioso? —Liu Rumei lo miró con furia, queriendo arrancarle un pedazo a Lin Changhong.
¿Cómo se atreve a llamarla perro rabioso? ¿Acaso no respeta a sus mayores? ¿No teme al castigo divino? ¡No es de extrañar que la familia Lin se esté empobreciendo con semejante bruto entre ellos!
—A quien le quepa el sayo, que se lo ponga —Lin Changhong la miró indiferentemente y respondió.
—Tú—
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