Un disparo resonó con un bang.
Cuando Serpiente Venenosa apretó el gatillo, todos no pudieron soportar presenciar esta escena tan brutal y simultáneamente cerraron los ojos.
—Una vida palpitante se había ido así como así. Además, estaba embarazada. ¡Qué pena!
El capitán Tan lamentó profundamente no haber anticipado el peligro con antelación, llevando a la pérdida de la vida de la mujer embarazada.
La ira le hizo perder la razón. Miró con ojos inyectados en sangre, listo para disparar a Serpiente Venenosa, pero cuando intentó apuntar su arma a Serpiente Venenosa, lo encontró rodando en el suelo en agonía, sujetándose la cabeza, mientras la mujer que debería haber sido disparada estaba protegida por una mujer delgada.
—La bala pasó por su hombro, ¡sin tocarla!
El capitán Tan pensó aliviado, afortunadamente la tragedia no ocurrió o viviría con culpa por el resto de su vida.
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