¿Quieres patearlo de vuelta?

Jing Chen apretó los puños con fuerza—. ¿Cómo supiste la contraseña de su casa?

Lin Yu lo miró de reojo y no se molestó en prestarle atención. Entró directamente a buscarla.

Jing Chen contuvo su enojo y comenzó a buscar por la casa con una mirada feroz. Era imposible que no se sintiera asqueado en su corazón. ¡Deseaba poder arrastrar a Su Wan frente a él e interrogarla!

Después de mirar alrededor, no había nadie en absoluto.

Lin Yu encendió rápidamente su teléfono y llamó a Su Wan, su teléfono estaba apagado.

Jing Chen la miró fríamente—. Llama a Xia Jing. ¿Si pudiera comunicarme con Su Wan, todavía te buscaría a ti?

—Quizás simplemente no quiere hablar contigo —Lin Yu se encogió de hombros indiferente y dijo casualmente.

Sin embargo, llamó a Xia Jing.

Jing Chen se rió entre dientes—. No me divorciaré de ella. Deberías abandonar esa idea cuanto antes.

—¿Ah, sí? —Lin Yu se rió mientras escuchaba el tono de marcación en el teléfono.