Me giré y volví sin esperar su respuesta, las joyas ahora empezaban a doler.
Cuando entré en mi cámara, caminé directamente hacia mi dormitorio.
—Daisy
—Sí, su alteza
—Tráeme un vestido suave, sin apenas joyas o trabajos manuales, las heridas de mi mano y cuello me están picando.
—Sí, su alteza
—Kate, quítame estas joyas
—Sí, su alteza —Kate comenzó a quitarme las joyas mientras Daisy salía a traerme un vestido ligero.
Pronto, me cambié a un vestido de verano amarillo claro que era suave y sencillo, sin joyas, con solo la mitad de mi cabello sujeto por un pasador y el resto suelto. Por un cambio, parecía una joven doncella.
—Su alteza
—Hmmm
—Lord Killian está aquí y el almuerzo está servido.
—Está bien, vamos
—Su alteza, está usted hermosa, —dijo Lina, dudando, como si me llamara fea y yo puse cara fría.
—¿Por qué! acaso no estoy hermosa todos los días? —pregunté con voz aguda y ella se sobresaltó.
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