Guillermo se despertó sintiéndose frío. Sin abrir los ojos intentó alcanzar su manta pero sintió como si estuviera durmiendo sobre algo duro. Abrió los ojos y se encontró en un lugar oscuro y durmiendo sobre una superficie dura. Cuando la tocó, parecía que estaba durmiendo sobre lo que parecía una gran roca.
El miedo se deslizó bajo su piel mientras se levantaba lentamente y miraba a su alrededor. ¿Los monstruos de sus sueños ya habían venido por él?
De repente, el fuego se encendió a su alrededor, para iluminar la sala en la que estaba, que parecía más bien una cueva. Sí, los monstruos debieron haberlo encontrado. ¿Había malinterpretado su sueño porque parecía que lo encontrarían más tarde que pronto?
Saltando de la roca buscó una salida, a pesar de saber que no podría superar en velocidad a los monstruos que había visto en sus pesadillas. Eran peligrosos y poseían habilidades más allá de su imaginación.
—Lamento haber interrumpido tu sueño. —Una voz femenina ronroneó.
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