—Toda la manada se suponía que debía ir al lugar de encuentro esta noche a las diez —dijo Estrella—. Nos daba tiempo a todos para cenar y estar listos. Sin mencionar que sería oscuro, o casi oscuro, para esa hora.
—Había pasado el día con Trinidad y los niños pero más tarde me enteré de que Nico había sido salvado. Volvió a ser él mismo. Cuando me enteré, me presenté a él inmediatamente. No era tan pequeño como los otros chicos pero definitivamente era más pequeño de lo que debería ser. También se parecía mucho a su hermano. Cabello negro, ojos avellana, la misma clase de mandíbula cuadrada y nariz afilada. La semejanza entre ellos era más fuerte que la mía con las fotos de mi madre que había visto —continuó hablando—. Sentía un poco de celos por eso, pero no tenía sentido detenerme en ello.
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