Gu Yuyao era aún una niña. ¿Cómo podrían culparla de la muerte de su hermano? Deberían haberla consolado, asegurándole que no era su culpa. ¿Cómo podrían culpar a una niña que ni siquiera podía controlar nada a su alrededor?
Fue su hermano quien tomó la decisión, pero, ¿por qué Gu Yuyao tenía que torturarse así misma de esta manera? No había duda de que Gu Zihao amaba a su hermanita, tanto que estaba dispuesto a dar su vida por ella.
He Lianchen la abrazó con fuerza, dejándola llorar desahogadamente. Si tan solo pudiera llevarse el dolor y la pena de ella. ¿Cuánto tenía que soportar desde la muerte de Gu Zihao?
Si Gu Zihao pudiera ver a su hermana ahora, He Lianchen estaba seguro de que estaría destrozado al verla así. No podía ni imaginarse a una niña, tan joven como Yaoyao en aquel entonces, creciendo sabiendo que no era deseada.
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