El juramento se cumplió.

—¿Esa es una gran estrella? —exclamó alguien.

Sentada unas filas atrás, Lu Mo miró con intensa envidia a Qiao An, quien había causado un alboroto.

Qiao An tenía una buena base. Generalmente, incluso si vestía ropa muy casual, no podía ocultar su piel clara, piernas hermosas y cuerpo delicado. Hoy se había arreglado con esmero, y su encanto resaltó al instante.

Lu Mo lanzó una mirada inquieta hacia Huo Xiaoran. Su corazón latía fuertemente. Temía que, si Huo Xiaoran veía lo hermosa que estaba Qiao An, él, que no estaba a salvo de los encantos de Qiao An, cayera otra vez a sus pies.

Afortunadamente, Huo Xiaoran no sentía nada por las bellezas. Se sentó en la primera fila y mantuvo la cabeza baja mientras deslizaba su teléfono.

Sin embargo, cuando Qiao An avanzó, el corazón de Lu Mo se sintió pesado.

También estaba muy celosa de Qiao An porque estaba más cerca de Huo Xiaoran que ella.