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Liang Xun todavía estaba pensando cómo decirle a Jing Yao sobre esto después, pero cuando Jing Yao salió, lo miró acusadoramente antes de que él pudiera hablar.
Jing Yao frunció ligeramente los labios y había un atisbo de astucia en sus ojos.
—Liang Xun, ¿estás escondiéndome algo? —preguntó Jing Yao.
Liang Xun se quedó un poco atónito y no pudo evitar reírse. La falsa ira de Jing Yao era demasiado tierna.
Él básicamente no durmió en toda la noche de ayer y se levantó de mal humor por los comentarios publicados por esos internautas. Sin embargo, de repente se sintió mucho mejor cuando vio la expresión de Jing Yao, y toda su fatiga se desvaneció.
—¿Por qué dices eso? —Liang Xun sonrió a Jing Yao.
Jing Yao inclinó la cabeza y resopló. Realmente creía que Liang Xun tenía algo que hacer en la compañía anoche, pero se dio cuenta de que algo andaba mal esta mañana.
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