¿Bandido, eh?

Aunque sus dedos estaban fríos, sus acciones eran gentiles.

Él masajeó la pomada y la esparció alrededor de su moretón.

La fragancia de la pomada se difundía lentamente en el aire. Shen Fanxing se aferraba fuertemente a las sábanas debajo de ella. No se atrevía a levantar la cabeza.

—¿Por qué te detuviste? ¿No eras bueno regañándome justo ahora? ¿Eh?

Ella podía sentir el calor de su aliento cerca de su oreja y el sonido de su voz baja y ronca muy cerca.

Shen Fanxing intentó alejar su cuerpo, solo para que su cintura fuera agarrada por una mano grande.

—No te muevas.

El calor de su palma hizo que Shen Fanxing se tensara. Justo cuando su cuerpo se endureció, la voz de Bo Jinchuan sonó detrás de ella nuevamente.

—Espera hasta que la pomada se seque antes de levantarte.

Shen Fanxing no continuó moviéndose. Poco después, sonó una voz amortiguada.

—Lo siento, yo… te malinterpreté justo ahora.

Una risa ligera y baja sonó y Bo Jinchuan se enderezó.

—¿Bandido?

—Lo siento…