—Abuela... —Antes de que Qiao Nian pudiera terminar su frase, la Matriarca Gu salió de la habitación.
Justo cuando Qiao Nian estaba a punto de seguirla, escuchó a la Matriarca Gu decir en voz alta:
—Nian Nian, no te quites el vestido todavía. Espera por mí.
Qiao Nian no pudo evitar sonreír. En realidad, la Matriarca Gu era como una niña. A veces, era especialmente adorable, como si la edad no importara para ella en absoluto.
En solo tres minutos, la Matriarca Gu entró corriendo con una DSLR. Su rostro estaba ligeramente sonrojado por el ejercicio.
—Nian Nian, párate al lado del armario y posa. Una casual servirá. Te tomaré una foto —Mientras hablaba la Matriarca Gu, encendió apresuradamente la cámara que llevaba en sus manos.
Viendo lo feliz que estaba la Matriarca Gu, Qiao Nian no quería amargarle el estado de ánimo. Obedientemente, comenzó a posar.
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