Esto... Parece que no puedo prometer...

Al día siguiente, Nan Yan cogió su mochila y se dirigió a la escuela.

A su llegada, lo primero que hizo fue pasar por la oficina para que le marcaran la falta.

Parada fuera de la oficina, justo cuando iba a tocar, escuchó las palabras del director llenas de ira desde dentro.

—Director, la escuela es un lugar para nutrir talentos, un santuario donde los estudiantes deben estar protegidos, permitiéndoles concentrarse únicamente en sus estudios.

—Pero ahora, sólo porque la Familia Jiang tiene antecedentes y una posición más fuerte, quiere hacer la vista gorda. ¿Cómo pueden los estudiantes confiar en la escuela? ¿Cómo pueden confiar en sus profesores?

—Viejo Yu, cálmese —la voz del director sonó impotente—. Al final, sólo somos profesores comunes. La Familia Jiang tiene poder e influencia. Si los ofendemos, pueden cerrar la escuela con una sola palabra. ¿Qué puedo hacer?