Estoy exactamente en el último parcial de esta semana, mi cerebro está frito por tanta información retenida, no he estado durmiendo bien, además vivo a base de bebidas energéticas, cafeína y barras de proteína. Estoy resolviendo el último problema del examen, ahora que lo recuerdo es como el problema que resolvimos en clase, lo único que cambia son los valores, ingreso la información en la calculadora y justamente me da la respuesta que está entre las opciones. De inmediato marco el círculo de la "C", aunque me da un poco de duda que muchas de mis respuestas están en la casilla C, es raro, pero supongo que debe ser así, siempre que dudo de mí misma y cambio las respuestas en el examen resulta que me va muy mal, por eso he aprendido a confiar en mis conocimientos y dejar las respuestas como las puse en un inicio. Me levanto del escritorio para entregar el examen al profesor, soy de hecho una de las primeras en hacerlo.
— Señorita Kloss ¿Ya terminó? — El profesor me ve de reojo sin apartar la vista de su revista.
— Sí, aquí tiene.
— Aún le queda media hora ¿No quiere volver a revisarlo?
— No, estoy segura de mis respuestas.
— Bueno, en ese caso vamos a revisarlo de una vez.
¿De una vez? ¿Por qué hacerlo aquí frente a todos? Me angustia el pensar que todos escuchen lo mal que me fue en el parcial, solo espero no diga la nota en voz alta.
— Sí, bien... Buen procedimiento. Mjm, mjm, mjm. Aquí le faltó parte de la respuesta al procedimiento. — Señala la hoja donde se realiza el procedimiento paso a paso, en la respuesta final olvidé poner la unidad m/s. — Lo dejaré pasar en esta ocasión, pues su examen está impecable, tiene nota completa. Buen trabajo señorita Kloss.
— Lo lamento profesor, no volverá a pasar. Muchas gracias. — Digo completamente emocionada.
— Ya puede retirarse, que disfrute su semana de vacaciones.
— Gracias, usted también.
Luego de una semana larga de parciales la universidad nos da una semana de vacaciones, esto es lo que me gusta de esta universidad, son bastante considerados con los estudiantes. Espero a Denver cerca de la puerta del aula, tarda unos veinte minutos más en salir, pero se nota que está muy feliz.
— ¡Tuve una nota bastante buena! — Dice emocionado. — 9.2 ¿Qué hay de ti?
— Saqué 10 ¿Puedes creerlo?
— Por supuesto que lo creo, eres extremadamente inteligente.
— Gracias, tú también lo eres. Me alegro de que nos haya ido tan bien.
— Para celebrar deberías ir a la fiesta de esta noche, es en una mansión frente al mar, solo entras con invitación y resulta que tengo un par extras. — Pone tres entradas en mis manos antes de que pueda responder.
— ¿Habrá policía? — Me burlo. — No quiero otro incidente como el de la última vez.
— No, no habrá policía, solo alcohol, música y diversión. Dile a Jen y Marie que vengan.
— Solo me invitas para que lleve a Jen ¿No es así? Me siento utilizada. — Rio a carcajadas.
— Claro que no, sabes que disfruto de tu compañía, también porque mis hermanos me matarían si no te invito, pero no voy a negar que también es por Jen, me parece muy linda y divertida.
— Lo es, pero a ti te gustan todas. — Lo fastidio. — Mi amiga es muy especial así que no vayas a lastimarla.
— ¿Ella busca algo serio? — Arquea su ceja derecha.
— Ella busca diversión, pero en el fondo sé que le gustaría una relación formal, digamos que está abierta a opciones.
— Interesante. ¿Y tú sabes que quieres?
— ¿Honestamente? No lo sé. Estoy tratando de ser un poco más espontánea y divertida. Ya estoy cansada de tratar de tener el control de todo lo que pasa, solo busco fluir y ver a donde me llevan mis decisiones.
— ¿Vienes de una mala relación?
— No, él único novio que he tenido fue a los 17, fue casi como una relación a distancia, a los pocos meses se fue a la universidad y no volví a verlo.
— ¿Cuánto tiempo duraron juntos?
— Seis meses creo, aunque solo nos vimos los primeros dos.
— Supongo que ni siquiera le dio tiempo de llegar a tercera base ¿No?
— En lo absoluto.
— Interesante, pensé que ya habrías estado con dos o tres chicos al menos.
— A penas sé besar. — Me burlo de mí misma.
— A ver... — Dice acercándose a mí. — Puedo enseñarte si quieres.
— Muy gracioso. — Pongo mi mano frente a su cara. — Solo bromeaba, sí sé besar, solo he tenido un novio porque soy un poco introvertida.
— Quién diría que la chica introvertida tendría a mis dos hermanos peleando entre sí por salir con ella.
— Tus hermanos no parecen tener buenos gustos. — Me rio de mí misma.
— ¿De qué hablas? Eres hermosa, muy inteligente y perspicaz, de no ser porque eres mi voz de la razón ya habría intentado algo contigo. — Me guiña el ojo izquierdo y sonríe con esa sonrisa pícara que tiene.
— Mejor ya cállate don Juan. — Le doy un pequeño golpe en el brazo.
— ¿Entonces vas a ir?
— Hoy tengo ganas de ser un poco más sociable para variar ¿A qué hora es?
— Empieza a las siete.
— Bueno, pero ¿seguimos con nuestros planes para hoy o no?
— Sí, tu sacaste mejor nota, yo invito. ¿Qué quieres hacer?
— ¿Sabes de algún lugar que tenga Go Karts?
— Tengo en mente algo mejor. Ve a tu casa por un traje de baño y ropa para la fiesta, te enviaré una ubicación en una hora.
— ¿A dónde vas a llevarme?
— Lo sabrás luego, dijiste que quieres ser un poco más espontánea y divertida ¿no? Solo déjate llevar, vas a pasártela bien, lo prometo.
— Esta bien, nos vemos luego.
Al llegar a mi apartamento lo primero que hago es ir directo al closet de Jen, ella está durmiendo en su cama, pega un pequeño salto cuando me escucha arrojar algunas cosas a la silla.
— Yo estoy bien ¿y tú?, Sí, adelante puedes hurgar en mi closet.
— Gracias, sabía que podía contar contigo. — Continúo buscando el traje de baño que le presté hace un mes.
— ¿Qué buscas? — Se levanta de la cama para ayudarme.
— El traje de baño que te presté.
— ¿Para qué quieres un traje de baño?
— Denver nos invitó a una fiesta en una casa de playa. — Le doy dos entradas. — Es a las siete. ¿Puedes llevar a Marie? Yo tengo que encontrarme con Denver antes de la fiesta, las veré allá.
— Amo que nos inviten a todas las fiestas gracias a tu amistad con Denver. — Dice emocionada. — Compré un traje de baño que tiene una salida de baño que hace juego, te va a quedar muy bien.
— ¿No quieres usarlo tú? Es nuevo.
— Ve a cambiarte y luego voy a ponerte un poco de maquillaje a prueba de agua, algo muy sutil y natural.
— Gracias Jen. Creo que me pondré encima una blusa traslúcida y una pantaloneta, la salida de baño la usaré en la fiesta.
Voy a mi habitación a cambiarme mientras Jen reúne el maquillaje que va a usar, al mirar mi reflejo en el espejo me doy cuenta de lo bonito que es el traje de baño, es de un color fucsia fluorescente, bastante llamativo, es de dos piezas, aun así, cubre todo lo que debe cubrir. Supongo que Jen me lo dio porque sabía que me sentiría cómoda usándolo. Me pongo la blusa traslúcida negra y una pantaloneta, supongo que unas sandalias negras van a combinar a la perfección. Busco en mi zapatera el único par que tengo, las llevo a la habitación de Jen para ponérmelas antes de irme.
— Denver preguntó por ti. — Le comento mientras me maquilla.
— ¿Ah sí? Qué dijo.
— Quería que te llevara a la fiesta, también me preguntó sobre el tipo de relación que estas buscando.
— ¿Qué le dijiste?
— Que estas abierta a opciones.
— Sobre todo con él. — Ríe pícaramente. — Es guapísimo y es millonario, yo quiero lo que él quiera.
— Su padre es millonario. — Aclaro.
— Es lo mismo.
Jen es una buena chica, pero está muy dispuesta a casarse con un millonario si se da la oportunidad, aunque no sienta nada por esa persona. No la culpo ¿Quién no quiere una vida de lujos y comodidades? Al menos yo no tanto, no si eso implica que no hay amor involucrado.
— Bueno, ya estás lista.
Justo en ese momento recibo un mensaje de Denver.
° Ven a esta ubicación en cuanto estés lista.
Ubicación?
Denver 4:35pm ✓✓
— Gracias Jen, te envío la ubicación más tarde, nos vemos allá.
Me pongo los zapatos antes de irme.
— Recuerda hablarle a Denver maravillas de mí.
— Lo hare. — Grito desde el pasillo.
Recorro un trayecto de alrededor de treinta y cinco minutos para llegar a la playa, él único problema que tengo es para llegar a la dirección exacta, no sé cuál es la casa donde debo entrar, decido llamar a Denver para que salga a traerme a la calle, finalmente lo ubico haciendo señas desde la reja, al entrar me encuentro con un enorme patio, Denver se sube al auto para decirme donde puedo aparcar, la puerta de un enorme garaje se abre, me estaciono junto a su auto aun sorprendida de lo gigante que es el garaje, es casi del tamaño de mi apartamento.
— Ven, vamos a la playa, te va a encantar la sorpresa.
Esta zona es la playa privada de atrás de la casa, lo primero que hay al salir es una piscina que tiene una barra adentro, con asientos para poder tomar tragos dentro de la piscina, también hay otra zona de bar y parrilladas a la izquierda, a unos pocos metros del mar hay sillas para tomar el sol, mesas con sombrilla, una pérgola que tiene sillones blancos y una zona adicional para hacer fogatas. Uno de los empleados de la casa se acerca a nosotros con un par de piñas coladas.
— ¿Se les ofrece algo más?
— No, eso es todo, si ya están listos los preparativos pueden tomar el resto del día libre. Solo asegúrate de confirmar que los bar tender vengan a las seis para preparar lo necesario antes de la fiesta.
— Si joven Denver, ahora mismo me encargo de ello.
Dicho esto, los trabajadores se retiran de la casa, Denver y yo nos sentamos en la pérgola para tomar nuestras bebidas.
— Creí que iríamos a la fiesta de alguien más.
— No, es aquí.
— Tienes una casa muy bonita. — Admiro la fachada desde donde estamos. — Es enorme.
— Gracias, mi padre nos la regaló hace unos tres años, desde entonces hacemos fiestas muy buenas aquí de vez en cuando.
— Sí, ya me imagino el tipo de fiesta salvaje que hacen.
— Ya lo verás más tarde, por lo pronto, ven aquí está la sorpresa que quería darte.
Denver me toma la mano para guiarme hacia la orilla de la playa a un sector donde hay cinco motos acuáticas, jamás había visto una de cerca, creo que mi rostro dice absolutamente todo por mí.
— Te gusta la sorpresa ¿Verdad? Pensé que esto te gustaría más que los Go Karts.
— ¿Podemos subir ahora? — Pregunto con emoción.
— Claro, sube en el que quieras.
— ¿Te molesta si dejo mi ropa por allá? — Señalo una de las sillas para tomar sol.
— No, adelante.
Me quito la blusa y la pantaloneta, las doblo para dejarlas ordenadas sobre la silla.