Entro en el apartamento con ambas botellas de vino en la mano, con solo ver el envase puedo decir que debe ser bastante caro, una botella es de cabernet Sauvignon y la otra de merlot, me pregunto ¿Cuál tendrá mejor sabor?
— ¿Cómo lograste conseguir vino? ¿Tienes una identificación falsa o qué? — Jen me observa con mucha curiosidad.
— A ver. — Marie se acerca a ver las botellas con más detalle, al ver el nombre de la marca, pone una notoria cara de sorpresa — ¡¿Pagaste cien dólares por cada botella?!
— ¿Cien dólares cada una? — Incluso yo me sorprendo de que sean tan jodidamente caras. — ¿Acaban de regalarme doscientos dólares en vino?
— ¿Regalo? — Pregunta Jen muy interesada en lo que tengo que decir. — ¿Quién te lo regaló? ¿Por qué motivo? ¿Por fin te quitaste lo virgen?
— Jen, cálmate. Si quieres saber la historia debes dejarme hablar.
Jen se sienta en el sofá, cruza las piernas y hace un gesto como cerrando un zipper en sus labios.
— Abriré una botella mientras nos cuentas la historia. — Marie toma las botellas.
Mientras cuento todo lo que pasó en el hospital, Marie va a la cocina a destapar una de las botellas con el sacacorchos, la sirve en tres copas las cuales nos da sin dejar de prestar atención en lo que estoy contando.
— ¿Por qué no sabía esto? — Marie hace un puchero. — Yo vivo de chismes y me perdí uno muy grande.
— Lo sabes ahora. — Me río. — Pero eso no es todo.
— ¿Hay más? — Sus ojos se iluminan.
— Sí, todavía falta que nos diga cómo consiguió este costoso vino.
— Si si, ya llegaré a esa parte. Bueno, hoy regresé al hospital a traer a Denver y Kane para llevarlos a su casa al medio día. Al llegar me encontré a Shawn, ya que envió a Denver a descansar, dice que se miraba fatal, el pobre no durmió dos días por cuidar de su hermano.
— Denver es muy dulce ¿No creen? — Dice Jen. — Se preocupa por su hermano mayor.
— Sí, yo también lo creo. — Dice Marie. — Vamos continúa.
— En resumidas cuentas, Shawn me invitó a comer con él, solo pedí una gelatina y descubrí que él es vegetariano, él me dijo que es muy agradable pasar tiempo conmigo.
— ¡Es más que seguro que le interesas! Dime que le pediste su número por favor.
— No se lo pedí. — Desvío la mirada al suelo y le doy un gran trago al vino.
— Kate ¡Vamos! ¿Qué sucede contigo? — Protesta Jen.
— No me regañes, déjame continuar ¿Sí?
— Te regaño luego, sigue...
— Al volver a la habitación de Kane me pidió que lo cuidara mientras él llenaba los papeles para que le dieran el alta médica.
Marie vuelve a llenar nuestras copas de vino, además de abrir la siguiente botella.
— ¿Kane te dijo algo? — Pregunta Marie con mucha curiosidad.
— Al principio le dije que no era necesario hablarnos, a lo que estuvo de acuerdo. Él estaba viendo un programa de motocicletas y hacía mucho ruido mientras comía frituras, evidentemente para molestarme y lograr que le hablara, como no le presté atención él apagó la televisión y me preguntó si no pensaba disculparme con él por las cosas hirientes que le dije.
— ¿Lo hiciste?
— No, de hecho, logré que él se disculpara por casi pasar arrollando mi pie con su auto.
— ¿Ah sí? — Pregunta Marie intrigada. ¿Y te dio el vino como parte de su disculpa?
— No, de hecho, no fue Kane quién me dio el vino, fue Shawn. Cuando los llevé a su casa, él se ofreció a mostrarme la mansión, luego me llevó a una bodega que está en el jardín de su casa.
— Dime por favor que pasó algo indecente en esa bodega. — Jen se mantiene expectante.
— Sabes que no, solo me mostró la colección de vinos de su padre y me habló sobre él, dijo que tiene un viñedo donde producen este vino.
— Viendo el lado positivo, nadie te regala doscientos dólares solo porque sí, estoy muy segura de que le gustas. Anímate por una vez en tu vida a salir de tu zona de confort.
— Jen, sabes que ni siquiera sé coquetear, además a ellos solo les gustan las aventuras de una noche.
— ¿Tú buscas una relación seria? — Pregunta Marie.
— No lo sé, creo que por ahora no.
— ¿Ya lo ves? Entonces solo déjate llevar, no está mal tener algo de una sola noche, media vez seas responsable con tu salud sexual.
— Es cierto, solo no mezcles sentimientos y todo estará bien. ¿Por qué no vamos a un antro y te damos algunos consejos para que aprendas a ligar? — Sugiere Marie.
— Esto es ridículo. — Tomo otro sorbo de vino.
—Vamos, haz algo loco por una vez en tu vida. — Jen intenta animarme.
— No lo sé chicas, no quiero verme tonta intentando seducir hombres en un antro ¿Qué tal que no le gusto a nadie?
— Eres hermosa. — Marie toma mi mano para darme valor. — Inténtalo y si decides que esto no es lo tuyo podemos irnos.
— Bien, pero no vamos a regresar tarde ni vamos a tomar mucho, mañana tenemos clases.
— Está bien, no más de las diez. Ahora vamos a mi habitación, tenemos que buscar algo sensual para ti.
— Yo tengo el vestido perfecto. — Dice Marie bastante emocionada. — Ahora regreso.
Marie corre a su apartamento, regresa minutos después con dos cortos vestidos.
— Escoge el que más te guste. — Sostiene ambos frente a mí.
— ¿No son muy cortos?
— Claro que no. A ver. — Jen mira los vestidos y luego me observa a mí. — El rojo definitivamente es tu color.
— Ve a ponértelo, voy a peinarte mientras Jen te maquilla.
— Esta bien. — No protesto ya que es simplemente inútil hacerlo. — ¿Cuáles zapatos le combinan?
— Los dorados.
— Bien. — Suspiro.
Me cambio con rapidez, dejando la ropa que tenía puesta en el cesto de la ropa sucia, tomo mi joyero para buscar el collar de oro que me regaló mi padre, tiene un dije de una rosa, me pongo los aretes que van a juego con el collar y una pulsera de oro que según yo combina muy bien con todo lo demás. Tomo los zapatos del closet antes de regresar a la sala.
A las siete de la noche terminamos de arreglarnos, previo a salir del apartamento Jen me convence de ir en su auto, prometió que esta vez no me dejará abandonada. Al llegar al antro nos quedamos en la barra, bebemos algunos tragos mientras me dan consejos sobre cómo ligar con chicos.
— Lo primero que tienes que hacer para coquetear con alguien es caminar con sensualidad, debes hacerte notar contoneando tus caderas mientras caminas con un pie detrás del otro ¿Entiendes cómo?
— Sí, te he visto hacerlo.
— ¡Genial! Pues solo debes replicarlo.
— Ahora, te diré algo muy importante, tu cabello es parte de tu seguridad en ti misma, deja de poner tu fleco detrás de tu oreja, te ves hermosa, lo prometo.
— Ahora, veamos tus opciones.
Todas nos volteamos a ver las personas en la discoteca en busca de un chico guapo con el que pueda practicar.
— ¿Qué les parece ese que viene entrando? — Señala Marie.
Es un chico de tez morena, alto, atlético, tiene cabello crespo y ojos café claro. Está acompañado de dos amigos.
— Sí, no veo a ninguna chica que venga con ellos. Creo que es perfecto para iniciar.
— Esperemos a ver dónde se quedan.
Los tres chicos caminan en dirección a la barra, se quedan sentados en el otro extremo esperando sus tragos.
— Bien, son tres al igual que nosotras, vamos a sacar a bailar a sus amigos mientras tú te quedas aquí, espera un minuto para aproximarte a él como te dije, te sientas junto a él, volteas a mirarlo y sonríes.
— ¿Y luego qué?
— Vas a preguntarle si te invita un trago.
— ¿Qué hago si dice que no?
— No va a decir no. No con ese escote. — Dice Marie riendo.
— Después de eso cuando te den el trago vas a acomodarte en la silla con las piernas cruzadas, cuando estén hablando vas a mirarlo a los ojos y luego a sus labios de vez en cuando.
— Míralo de esta forma. — Sugiere Marie parpadeando coquetamente mientras sonríe. — Eso les encanta.
— ¿Yo lo invito a bailar o espero a que él lo haga?
— Si él te invita a bailar significa que ya lo tienes en la bolsa. — Dice Jen muy animada.
— ¿Si no me invita a bailar que hago?
— Ven con nosotras y buscaremos a alguien más.
— Esta bien, pero necesito otro trago.
Bebo el tequila que acabamos de pedir, pero también me tomo el de Jen y Marie para terminar de juntar el valor necesario para hacer esto.