Sedo ante la presión, compro una gelatina para acompañarlo a comer, Shawn me hace a un lado cuando estoy a punto de pagar, el pasa su tarjeta en el POS.
— No era necesario. — Lo miro bastante apenada por aquel detalle.
— Es lo menos que puedo hacer. — Me ofrece una bella sonrisa que me hace suspirar.
Intento disimular cubriendo mi cara con mi mano mientras llevo mi fleco detrás de mi oreja.
— Por allá hay una mesa libre. — Señala.
Camino detrás de él admirando su bien trabajada espalda y esos fuertes brazos que resaltan con la camisa pegada que lleva puesta, nos sentamos uno frente al otro, noto que a veces levanta la mirada para verme, eso me pone un tanto nerviosa, sus ojos son de verdad muy hermosos, incluso me da un poco de envidia esas perfectas pestañas rizadas que tiene, diablos... creo que me gusta mucho, al menos físicamente. Tal vez quiere preguntar algo y no se anima, por eso me mira tanto ¿Será algo que le incómoda preguntar? ¿O cree que voy a incomodarme yo con su pregunta?
— ¿Pasa algo? — Digo finalmente para romper la tensión.
— Es agradable estar contigo.
Antes de responder pude notar que estaba buscando las palabras más adecuadas para decirlo.
— Yo también disfruto de tu compañía. — Sonrío.
— Ojalá podamos hablar más y conocernos mejor.
— Eso me gustaría.
— Ya casi son las once. — Mira su reloj. — Tengo que ir con la enfermera a llenar los papeles para que dejen salir a Kane ¿Crees que puedas quedarte con él mientras lo hago?
— Sí, no hay problema.
Ciertamente no me agrada la idea, quien sabe de qué otra manera voy a lograr ofenderlo ahora.
Shawn me deja frente a la habitación, él sigue de largo hacia el mostrador para buscar a la enfermera, tomo un poco de valor antes de tocar la puerta.
— Pasa. — Grita Kane.
Abro la puerta, cuando nota que soy yo cambia totalmente de actitud.
— ¿Dónde está Shawn?
— Fue con la enfermera para llenar unos papeles.
— ¿Y qué haces aquí?
— Shawn dijo que lo espere aquí. No tenemos que hablar ¿Sí? Solo me quedaré aquí sentada sin decir nada.
— Fantástica idea.
Kane sigue viendo su programa sobre motocicletas mientras come unas frituras, eso no es lo que me molesta, lo que de verdad me molesta es que come con la boca abierta haciendo demasiado ruido al masticar, sé que solo lo hace para molestarme, no voy a decirle nada, eso es lo que él quiere. Observo la caja de donas que Shawn dejó en la mesa, no hay ni una sola, el debió haberlas comido todas.
— ¿De verdad no piensas disculparte?
Apaga la televisión para que pueda escucharlo con claridad, Kane se sienta en la camilla para poder mirarme mejor.
— ¿Por qué debería hacerlo?
— Me dijiste que doy lastima, que soy un idiota y un patán.
— ¿Dije acaso alguna mentira?
¡NO! Me niego rotundamente a pedirle una disculpa, él también me ofendió al tratar de besarme y al casi arrollarme con su auto.
— Tú me debes una disculpa primero. — Me cruzo de brazos.
— Yo no te hice nada, es más hasta te llevé a tu casa.
— Sí y luego casi me pasas la llanta de tu auto sobre el pie. Eres un idiota.
— Bien, eso sí estuvo mal. Es por lo único que voy a disculparme.
— Disculpa aceptada. — Sonrío triunfante.
Dejo de mirarlo para volver a concentrarme en mi celular.
— ¿De verdad no piensas disculparte por nada?
— Nope. — Digo sin dejar de ver el celular.
En ese momento Shawn entra en la habitación con la enfermera, quien lleva una silla de ruedas, al llegar a la camilla comienza a quitar la aguja del brazo de Kane.
— Por favor siéntese en la silla.
— Puedo salir caminando de aquí.
— Políticas del hospital.
— Ya deja de pelear y siéntate en la silla. — Lo reprende Shawn. — ¿Quieres irte a casa o no?
Sin objetar nada más se sienta, la enfermera lleva la silla hasta la salida, yo me adelanto para traer el auto, Shawn ayuda a Kane a meterse en la parte de atrás, mientras él se sienta adelante conmigo.
— Aquí es a donde vamos.
Shawn me muestra en Waze la ruta para llegar a su casa, sigo las indicaciones de él y las de Waze para guiarme, llegamos a una enorme reja después de casi una hora de camino, Shawn sale del auto para abrirla, me hace una señal cuando está completamente abierta para que entre, cuando cierra la reja vuelve a entrar.
— Sigue recto, puedes estacionarte frente a la entrada.
Hay un jardín de unos veinte metros desde la reja hasta la puerta de la casa, por cómo se ve apuesto a que tienen un enorme patio con piscina.
— Despacio.
Shawn ayuda a Kane a salir del auto con mucho cuidado para no lastimar su cuello.
— Yo puedo. — Dice molesto.
— Bien, como quieras.
Shawn retrocede para darle su espacio, Denver sale a la puerta en ese instante, su cabello esta desarreglado, usa la misma ropa que ayer.
— ¿Puedes llevar a Kane arriba?
Shawn se dirige a Denver, él simplemente asiente, abre por completo la puerta para que Kane pueda entrar.
— Bueno, ya me voy.
— ¿No quieres quedarte? — Me detiene.
— No quiero molestar, seguramente ustedes necesitan descansar.
— Quizás ellos sí, yo estoy muy bien, pude dormir anoche muy bien. Déjame al menos mostrarte la casa.
— Me encantaría. — Digo después de pensarlo un momento.
Al entrar a su casa hay un recibidor con unas butacas y chimenea, allí también están las escaleras, al lado derecho se encuentra la sala, espaciosa y elegante, al lado izquierdo hay una biblioteca.
— Vamos.
Shawn me guía por la sala hasta otra puerta, es el comedor, tiene un enorme candelabro sobre la mesa, la cocina está en una habitación aparte, es sumamente sofisticada y al igual que todo lo demás espaciosa, en la cocina hay una puerta que lleva al patio, aquí hay muchos rosales, hay rosas blancas, amarillas, rojas y algunas blancas con manchas rojas y tal como lo sospeché hay una piscina y un jacuzzi, al rededor hay sillas de playa y una mesa de jardín.
— Tu casa es muy hermosa.
— Gracias, eres bienvenida cuando quieras. En serio te agradezco por habernos hecho este enorme favor, si puedo devolvértelo de alguna forma solo dilo.
— No me debes nada, no hice eso con la intención de que me debieran algo, lo hice porque si estuviese en la misma situación me gustaría que me ayudaran.
— Eres increíble. — Me sonríe. — Falta un lugar que quiero mostrarte. Vamos.
Shawn me guía hasta una pequeña casita que está separada de la casa, al entrar veo la enorme cantidad de vinos que tienen almacenados allí.
— A tu papá le gusta mucho el vino ¿Cierto?
— Le encanta. Es dueño de un viñedo, allí producen este vino.
Saca una botella de las estanterías.
— También es accionista en varias otras compañías que producen vino.
Me da la botella que sacó de aquella estantería para sacar otros dos más.
— Puedes llevarte estos.
— No puedo aceptarlos ¿Tu padre no se enojará si las regalas?
Me siento un poco rara con todo esto, él se acerca con ambas botellas para mostrármelas.
— Solo es vino, tenemos muchísimas botellas, a mi padre no va a importarle.
— ¿Seguro?
— Totalmente.
— Gracias.
Shawn me acompaña hasta mi auto, coloca las botellas en el suelo de la parte trasera del auto para que no rueden.
— Otra vez, gracias por traernos.
— No hay de qué.
Shawn se despide con un beso en la mejilla, con un control remoto abre la reja de su casa, con un último vistazo de sus ojos me voy de su casa.